Atravesar la corriente,
hacia el bosque,
cruzar la colina,
hacia el pueblo,
mi camino,
un camino nuevo
que recorrí ayer
y que recorreré hoy.
(Fragmento de “Un camino nuevo”, Yun Dongju)
Jeonim (Kim Min-hee), la protagonista de By the stream (Albar), es una profesora universitaria que en sus piezas de arte textil refleja los patrones de la corriente de diferentes ríos. Sus obras son, así, variaciones en torno a un fluir tan cambiante como repetitivo (de los ríos que observa y atraviesa). Quizás la idea de variación y de repetición pueda servir también para describir la filmografía más reciente del prolífico y multipremiado realizador coreano Hong Sang-soo, un habitual del FICX que recurriendo a los mismos temas, situaciones y estilemas, acaba por encontrar en cada filme novedosos hallazgos, caminos nuevos en los tránsitos vitales que retrata (un camino nuevo que recorrí ayer y que recorreré mañana, como diría el poeta).
Hong Sang-soo demuestra en cada película la enorme libertad creativa de la que goza. Con bajos presupuestos, un fiel y reducido equipo artístico y dejando mucho espacio para la improvisación actoral (bajo directrices generales, en lugar de un guión preciso y cerrado), sus trabajos tienen pretensiones modestas, pero, en ocasiones (y solo en ocasiones), resultados altamente sugerentes.
Mi relación cinéfila con Hong Sang-Soo comenzó en la pandemia, cuando quedé encandilado por The woman who ran (2020), una plácida estampa de encuentros en la que cualquier aserción o gesto sutil de las actrices era profundamente revelador. Desde entonces, he sido fiel a las citas anuales con el cine del director que el FICX nos ha ofrecido edición tras edición. Con todo, reconozco que desconozco la obra anterior del autor, lo que influye irremediablemente en mi percepción de las dos cintas presentadas en esta edición y, por ende, también en la posición desde la que escribo estas posiblemente controvertidas líneas.
El Jurado Internacional de la Sección Oficial Albar, formado por Belén Funes, Sergio Oksman y Mark Peranson, decidió que el galardón al mejor largometraje (y mejor actriz) debía recaer en By the stream. Hong Sang-soo se convertía así en el único realizador que ha ganado en tres ocasiones el premio a la mejor película del FICX (Ulrich Seidl y Pawel Pawlikowski suman dos victorias), siendo sus anteriores obras laureadas Right now, Wrong then (2015) y Hotel by the River (2018).
By the stream relata la convivencia entre una joven profesora -Jeonim- y su tío, un actor y director que regresa a la universidad en que estudió para preparar un sketch junto a un grupo de estudiantes, sustituyendo al anterior encargado de la obra, expulsado por determinadas conductas indebidas. La película, una síntesis de los intereses del autor en los últimos años, mezcla la captación de conversaciones aparentemente superficiales bebiendo alcohol de Nuestro día (2023); el fascinante juego con la elipsis de Walk up (2022); la exploración auto-ficcional en torno al proceso artístico de La novelista y su película (2022) e in water (2023); o un fino desarrollo argumental amoroso con la sensibilidad de Introduction (2020).
Pero, más que una obra cumbre, el resultado se acerca al pastiche. Pues, lejos de ser orgánica, la conexión entre estas partes acaba por resultar deslavazada, descuidada y aparentemente arbitraria. Una pena el fallo del jurado, en una edición con grandes candidatas de cineastas con más necesidad de reconocimiento que el surcoreano.
En cambio, la muy divertida Necesidades de una viajera (Esbilla) es un redondo triunfo en la filmografía del maestro. Siguiendo el camino de la depuración estilística y la austeridad de sus últimos largometrajes, el cineasta monta largos planos secuencia (generales o medios) fijos en trípode o con leves paneos y llamativos zooms, donde toda la atención queda puesta en los gestos y acciones de los actores. La imagen digital, en ocasiones parcialmente borrosa o quemada por la intensa luz, evidencia la ausencia de exhibicionismo audiovisual y dota a la narración de calidez.
En su tercera colaboración con Isabelle Huppert (tras In another country, 2012, y La cámara de Claire, 2017), Hong Sang-soo presenta a Iris, una misteriosa viajera que, en las afueras de Seúl, enseña francés a un grupo de clientes con un método particular. Con desparpajo, actitud de pasividad cansada, levemente despreciativa y con una irónica despreocupación, Iris pregunta a sus alumnos qué sienten al interpretar música, para acto seguido demostrar la traducibilidad de sus emociones más profundas.
El espectador, se pregunta, sin embargo, si tal traducibilidad funciona o todo se trata de una tomadura de pelo para sacar dinero. Pues aunque se transmita la belleza de los poemas leídos (y traducidos) de Yun Dongju -como el que encabeza esta crítica-, no es menos cierto que las clases de Iris se desarrollan en un poco fluido inglés y las emociones transmitidas por los alumnos son simples y arquetípicas. Con todo, con su método, Iris sí parece lograr algo. En tanto extranjera que implícitamente cuestiona y desafía los parcos modos de expresar afecto de sus contertulios surcoreanos, su mera presencia supone un choque cultural que acaba por tener un efecto en la cercanía con que, minutos más tarde, estos acabarán por relacionarse.
Cercanía que Iris reproduce en la segunda parte del filme, de modo que lo que parecía una reflexión sobre la traducción, la expresión emocional o el choque cultural se transforma en una historia de un amor que, expresable o no, traducible o no, comprendido o no, existe por encima de los nombres que se le pongan. La película parece llegar a esta conclusión a través de una simple y curiosa estructura dramática que convence en su juego inicial con la repetición de la metodología de Iris (primero incomprendida, luego ilustrada a través de una explicación). Y que después, en un súbito giro hacia la exploración psicológica que recuerda a la excelente In front of your face (2021), sorprende cambiando de punto de vista para esbozar los traumas y el estado vital de un personaje secundario, manteniendo la ambigüedad en las intenciones de su fascinante protagonista.
Pero eso no es todo, pues en la película, ganadora del Gran Premio del Jurado en la Berlinale, también se tratan, a través de los variados pero realistas diálogos, tópicos como el valor del dinero, la moralidad, la educación, la acción desinteresada, la vida sincera, etc. En definitiva, he aquí, en el Hong Sang-soo más depurado y conciso, el más sugerente.
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