Cadena: Showtime Creador: Dave Holstein Temporada: 1
Soy del grupo de personas que, a veces, no soportan al actor Jim Carrey. Quizás, por eso, es insólito ver una serie en la que él sea el protagonista. Ahora, cuando se trata de Jeff Pickels, estamos hablando de otra persona. Y ese es el primer gran mérito de "Kidding", ese sólido personaje que construye Carrey. La gente lo ama. En sus televisores, incluso si alguien le llega a robar el carro, se lo devuelven porque Pickels es un intocable. Imaginen la cara humana de Plaza Sésamo; pues eso es Jeff y durante muchísimas infancias. Eso es lo que recuerdan las personas, su infancia al lado de Pickels, sus canciones y sus muñecos. Sólo que Jeff recuerda una única infancia, la de su hijo que murió en un accidente de carros en donde él iba conduciendo. Se odia a sí mismo y, aunque tema reconocerlo, comienza a odiar a la sociedad por no permitirle desahogarse. Su padre Seb, interpretado por Frank Langella, es en gran parte uno de los responsables de que esa bomba de tiempo que es Jeff termine estallando. Y no explosiones de luces, serpentinas y escarchas: sino una más sanguinaria, contra las personas que le han ido arrebatando esa estabilidad. Ahora imaginen este tenso relato en manos del director Michel Gondry. Eso que ustedes van a ver en pantalla es puro arte: las introducciones de cada episodio (siempre distintas), las transiciones, las alucinaciones, los arrebatos de furia de Jeff, los recuerdos. Cada cosa está colocada de tal manera que el ejercicio creativo de Gondry alrededor de conceptos como la infancia, los muñecos o el juego, son un gozo estético visual y mental. La lectura de un producto hecho con ese nivel, ofrece una originalidad inesperada y que se agradece actualmente (piensen en aquella escena de transiciones que se rodó con una sola cámara dando vueltas en la habitación de una chica cuya vida se va transformando, gracias al discurso motivacional de Pickels; la escena fue viral en redes sociales) Rescato a dos personajes menores (porque ante la presencia de Carrey, el creador comete el error de disminuir muchísimo a sus otros personajes): Deirdre, interpretado por Catherine Keener, que es la hacedora de títeres para el programa de Jeff, aparte de su hermana; y Will, papel que hace el niño Cole Allen, y que es el hijo de Jeff. Will es, además, el hermano gemelo de Phil, el chico que murió en el accidente. Deirdre, por un lado, va descubriendo cómo su oficio la distrae de una vida personal desastrosa; así como Will detesta tener que enfrentarse a un duelo tan complicado: el de su gemelo. Pero además, este duelo va de la mano de un padre al que todos aman, y que siempre intenta ser íntegro, perfecto, inclusivo y alentador. Si uno odia al mundo y quiere putearlo, lo último que necesitas es a un optimista al lado. Imaginen eso a la extraña edad en la que se acerca la pubertad, con marihuana y una lista de deseos de su hermano por cumplir. En fin, que es una serie rara pero encantadora, potente y vibrante. Uso ese adjetivo, porque vives en el constante vilo de que Jeff acabe con todo a su alrededor, incluso consigo mismo. Es una de las grandes sorpresas del año, aunque le pudieron sacar más provecho a sus personajes secundarios (mucho más con los actores que se gasta).
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