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LA BELLA MUERTE

Mathieu Bablet

Traduce: Fernando Ballesteros

Dibbuks, 2020


No queda absolutamente nada en el mundo sino calles vacías plagadas de insectos que tienen cada vez más conciencia de su existencia. ¿Mutantes? ¿Extraterrestres? ¿Un plan secreto de los insectos por acabar con la raza humana? Las dudas se resuelven en las voces de algunos de sus sobrevivientes. Tres humanos que, sin un objetivo claro para seguir con vida, siguen buscando una alternativa para existir.

Esta novela es la primera obra de Mathieu Bablet, que logra ser traducida al español en este raro 2020. Buen año para rescatar un cómic de distopía y ciencia ficción. Si bien es un libro que, hacia el final, se precipita de forma demasiado agitada, también contiene diferentes aspectos que lo hacen resaltar dentro de las publicaciones de este año. Comenzamos por la sensación que logra construir el dibujo, esa soledad inquietante de las grandes urbes, la destrucción, la presencia de los insectos como si estuvieran apunto de arropar los bordes de las páginas y al lector mismo. Esa sensación de desencanto y agobio de la imagen abre un diálogo con el propósito de la vida en un mundo en caos. Evidentemente no existen respuestas sino una serie de toma de decisiones que son igual de conflictivas que el ser humano. Existen momentos de introspección en el que los personajes mantienen un diálogo en un espacio seguro del recuerdo, mientras la violencia se desata en el exterior. La idea del héroe como fin último en contraste con el final más vinculado a la esperanza es fundamental. La bella muerte, como se concibe en el libro, es un sacrificio casi ilusorio que no siempre obtiene una recompensa. Es un libro de aventuras entretenido e inquietante para fanáticos del género (tanto de ciencia ficción como del cómic) que permite el acercamiento a otros libros mucho más complejos. Fue una gran propuesta editorial la de traducirlo.

"Te daremos la oportunidad de salvar este planeta, te daremos un propósito que justifique tu existencia... te ofrecemos una bella muerte".



EXHALACIÓN

Ted Chiang

Traduce: Rubén Martín Giráldez

Ilustra portada: Ximo Abadía


Entre los lectores jóvenes se ha creado un nicho importante para la ciencia ficción. Se le debe al auge de los libros, series y películas sobre distopías; también la vida digital y los cambios del futuro que alcanza con agilidad al mundo. Aunque la mayoría de las formas de representación del género actual se quedan muchas veces en la anécdota o en la consecuencia, temiéndole a las posibilidades reales de su reflexión. Este libro de relatos, por el contrario, es un constante debate moral, filosófico y humano acerca de la ciencia ficción como circunstancia que puede dar otro estilo de vida. Nueve relatos, unos más complejos y densos que otros, que profundizan y representan desde la ficción temas como el libre albedrío, líneas temporales, la educación del mañana, la subjetividad del recuerdo, la inteligencia artificial o del reclamo de los papagayos por no ser escuchados por el ser humano, obsesionado por encontrar vida en otros planetas. Es un libro retador y ambicioso para fanáticos del tema, pero que rompe un poco con el esquema que se venía representando. No está dirigido a los jóvenes, sino que se desenvuelve en un mercado adulto, pero si has llegado hasta acá sabes que ese tipo de fronteras no van con nuestra propuesta. Por cierto, este autor, para los que no sepan, es el responsable del cuento La llegada, de donde se construye una de las mejores películas de los últimos años.

"La gente está hecha de historias. Nuestros recuerdos no son la acumulación imparcial de cada uno de los segundos que hemos vivido; son la narrativa que hemos ensamblado a partir de momentos escogidos. Y es por eso que, aun y uando hayamos experimentado los mismos acontecimientos que otros individuos, nunca construimos narrativas idénticas".


NUEZ DE COCO

Kopano Matlwa

Traduce: Aurora Echavarría


Sudáfrica en los noventa y una primera generación que vive en aparente libertad tras el final del apartheid, un sistema de segregación racial que daba poder a la raza blanca en un país mayoritariamente negro. Las dos protagonistas y narradoras de esta novela, Ofilwe y Fikile, son el retrato de una poderosa crisis de identidad y desigualdad social heredada de este sistema. Ambas tienen la misma edad pero se confrontan al mundo desde voces y posiciones muy distintas. Por un lado está Ofilwe, chica privilegiada, a la que llaman coconut precisamente por su necesidad de sentirse una blanca en medio de un sistema de valores culturales tan convulsos. De hecho, ella se denomina "morena" y vive en una lucha constante por no pertenecer a ese mundo de raza negra tan cuestionado socialmente. Fikile es totalmente lo contrario, vive en medio de lo precario, trabaja, es discriminada, pero pertenece a un gueto que la protege y del que no reniega. Esta es una profunda novela sobre la identidad, también es una velada protesta sobre la pertenencia. No va de situaciones heroicas, ni de tramas enrevesadas, al contrario, es un retrato de lo cotidiano, un libre fluir de la conciencia de estas dos jóvenes que intentan asimilar el cambio social, de encontrarse con una voz propia, una identidad que tenga sentido para su vida en el futuro, sin discriminación ni diferencias. Es una novela sobre cómo se crece dentro de una herida social. Las dos voces, en contraste, ofrecen certezas, lirismo, insatisfacciones, pero también complejidades idiomáticas de la integración del inglés como salvoconducto y del uso del sepedi, lengua africana, como algo anacrónico y en desuso perteneciente a esa otra generación del apartheid. Debió ser compleja su traducción, respetando el uso de ciertas licencias idiomáticas de la región. Es una novela de consumo lento y atento para lectores más arriesgados, pues no dejan de ser interpelados en esos momentos de dudas y reflexiones vitales sobre el ser joven en medio del caos.

"Nadie es consciente de cuánto dice su acento acerca de quién es, dónde ha nacido y, aún más importante, con qué tipo de personas se relaciona. En serio, cuando tenemos esos breves intercambios de palabras en la gasolinera o en la cola de la panadería, es nuestro acento lo que ayuda a las personas a ubicarnos y determina cómo nos tratarán. Créeme, el acento es importante. No dejes que ningún necio te convenza de lo contrario".

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