ARCHIVOS DE RADIO PIEDRAS
NICOLÁS JAAR
Géneros: radio drama, música electroacústica, sound collage y un larguísimo etcétera
Accesibilidad: muy baja
Duración: 3h, 21 min, 16 sec
Posiblemente el disco en español más rompedor e innovador hasta la fecha.
DESDE su aparición en 2011 con Space Is Only Noise, se sabía que Nicolás Jaar era alguien especial. Con aparente facilidad, Jaar siempre ha sido capaz de mezclar la electrónica más experimental con la más bailable, hecho que sólo reafirmó con su estelar producción en Magdalene (2019), el disco de FKA Twigs, que le puso bajo los focos después de que recibiera numerosos elogios y múltiples nominaciones a varios premios. Sin embargo, en estos últimos años, Jaar parecía haber desaparecido no sólo de los estudios, sino que también de la faz de la Tierra. Ahora sabemos por qué.
Con una monolítica duración de casi tres horas y media, Archivos de Radio Piedras se postula como una de las obras más originales de lo que va de siglo. A pesar de su designación como “disco”, ante nosotros se encuentra en realidad un radio drama, que inicialmente se transmitió por Telegram de forma episódica, el cual nos llevará a un futuro cercano post-apocalíptico en el que la mayoría de tecnología moderna ha dejado de funcionar por la acción de un grupo llamado “Las 0cho”. En él, atenderemos al programa de radio de R y Z, nuestros protagonistas, mientras recuerdan a su amiga Salinas Hasbún (nombre formado por los apellidos de las abuelas de Jaar), la cual desapareció misteriosamente dejando un legado de obras por el camino.
Con el desarrollo de la obra, se abren preguntas que se quedan sin cerrar, se entrelazan los géneros, las subtramas y en ocasiones hasta los idiomas (por suerte, la web de Jaar tiene una transcripción a español de todo el diálogo de la obra). Hace también referencia a eventos tanto ficticios como reales, chilenos e internacionales.
La narrativa del radio drama por sí sola es capaz de mover montañas (quiero destacar especialmente las conversaciones de la “obra de arte” entre los episodios 2 y 3, el minuto de silencio del final del capítulo 4, y los comunicados de las 0cho). La capacidad de inmersión que le llega a aportar al disco es el santo grial que muchos otros artistas, músicos o no, llevan años luchando por conseguir.
Si bien no es la primera vez que un álbum intenta desarrollar una historia en formato de radio drama (véase Superflat en 2017, de C’est La Key), esta es —a mi conocimiento— la primera vez que se hace con una producción tan profesional. Lo que hace Jaar aquí es revolucionario. Este tipo de discos son los que se usan para marcar un antes y un después en lo que es posible hacer en el medio. Lo único que nos queda es esperar a ver con qué nos sorprende Jaar en un futuro.
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