Ya no nos leen
- Alma Hidalgo Lucena
- 11 jul
- 2 Min. de lectura
Actualizado: hace 8 horas
Lorca, Bukowski o Ángel González fueron ilegítimos, egoístas y descaradamente mediocres. Solo tuvieron el privilegio de la palabra, como Melendi, Miguel Gane o Pérez-Reverte.
Nosotras nos conformamos con ser sus lectoras sumisas, y dentro de sus poemas, las cosificadas. Las eternamente jóvenes. Las despiadadas. Las mujeres somos. Existimos. Matamos. Follamos. Enseñamos. Pintamos. Escribimos. Bailamos. Leemos.
Nunca fuimos como las putas que relataba Robe Iniesta, las niñas asquerosamente idolatradas por Nabokov, los seres de luz de Diego Ojeda o las insensatas de Cervantes. Nos condenasteis a escucharnos. A buscar un hueco en vuestras comparaciones absurdamente machistas. Solo porque os dio pereza tratarnos como iguales.
Vivís tranquilos, sabiendo que construisteis una cultura que nos ridiculiza y aparta, sin esforzaros en saber quiénes somos ni qué nos interesa decir. Y aun así, os quisimos y cuidamos desde la sombra más pulcra que existe: la de las exiliadas. Porque eso somos: exiliadas de los libros, la música, el cine… Rescato una de las canciones más emblemáticas de Gata Cattana, ‘Lisístrata’, que dice:
Yo no camelo perfumes de Nina Ricci
Soy más de libros de Silvia Federici
Será mejor que trates mejor a esas bitches
No sea que de repente me escuchen y se compinchen
Y yo añado: compinchas, compañeras, sois la resiliencia en escuelas, bibliotecas, panderetas, hospitales… Quemad todo aquello que no os pertenece, porque si no nos pertenece, no debería existir.
Ánimo a las castigadas desde mi privilegio y me disculpo por lo que me estremece enormemente y no soy quien para frenar; me refiero a las maltratadas, a las racializadas, a las que tienen discapacidad, a las transexuales, a las gordas, a las lesbianas, a las asexuales… Os abrazo con mis palabras.
Para terminar, me gustaría recordaros tres cosas:
La primera: que Las Meninas, entre otros cuadros, siguen ahí gracias a María Teresa León.
Ya es tarde para darle las gracias.
La segunda: os recomiendo enormemente ser igual de egoístas que Carrie Bradshaw. Se
acostó con 28 hombres en prime time y escandalizó al planeta entero, simplemente por
disfrutar de un sexo equitativo en el que le comían el coño.
Y la tercera: haced cualquier locura que os impida pasar a la historia como "la mujer de" o
"la madre de".
Me permito cerrar con el poema ‘Los años indecisos’ de Yolanda Menéndez Fidalgo que dice así:

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