
Cadena: Netflix Creador: Chris Brancato, Eric Newman y Carlo Bernard. Temporadas: 3
Sé que muchos estarán diciendo que basta de reivindicar la figura del narcotráfico. Que Latinoamérica es mucho más que eso; y quizás estoy algo de acuerdo. Pero mi obsesión por las historias se preguntaba cómo podían sostener esta serie sin la presencia de Pablo Escobar. Si bien es cierto que a mí el narco carioca no me transmitía nada, esta vez me llamaba la atención ese empeñado intento de contarnos qué ocurrió con el cartel de Cali.
Cuando empezó la tercera temporada la vi los primeros minutos con recelo, pero bastó el primer episodio para quedarme enganchado de forma casi adictiva. Les cuento: el cartel de Cali pretende, tras pactar con el gobierno de turno, cerrar el negocio de la droga, pagar una condena simbólica a la justicia, y quedarse con las arcas llenas de dinero para que su familia pueda seguir viviendo de dicha riqueza. Pero la avaricia no siempre es buena consejera para el resto de las piezas del juego.
Les digo que la vi de un tirón, porque las secuencias de acción estaban tan bien logradas e hilvanadas, que sentías vértigo y hasta peligro si dejabas de seguirlos. En gran parte se debe a la presencia del personaje de Jorge Salcedo, quien fue interpretado de forma regular por Matías Varela, pero cuya historia y parquedad (que no era premeditada) te generaba aún mucho más estrés. Quizás por la posibilidad de que cualquiera pudiera estar en la situación de Jorge.
Tú no te sales del narcotráfico, él sale de ti.
Ahora bien, todo lo que Pablo Escobar no despertaba en mí, lo pudo lograr Pacho Herrera interpretado por Alberto Amman: ser peligroso, sexy y provocador. Además que la secuencia del baile de los dos hombres al final del primer episodio con Dos Gardenias para ti sonando de fondo, es una gran secuencia. Es como un vampiro de crepúsculo homosexual, con armas y coca. Destaco también al personaje de Francisco Denis, Miguel Rodríguez Orejuela; y la interpretación de Javier Cámara como Francisco Pallomari, que lo dio todo para parecer un chileno que pretendía parecer colombiano.
En fin, que tampoco la esperaba en la lista, que subía sola a partir de adrenalina, que tenía tiempo sin dar saltos en la silla, estrenarme, y correr para acabar de ver la temporada. Y que tiene una gran factura y un argumento que busca cuestionar a los gobiernos, a los poderes, a Estados Unidos, y va mostrando como la droga ha tejido sus redes en todo durante la historia de los países latinoamericanos. Ese arriesgo es lo que valoro y respeto como producto final.
Creo que, además, en esta temporada, la edición es fundamental para dar esa sensación de que todo paso en falso puede ser la definitivo para ellos.
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