María y Alberto se llaman igual que sus padres: Alberto y María. Son hermanos y viven en una campiña francesa. Todo es ideal y bucólico: “tan propio de la infancia”, dicen muchos sobre la edad dorada. Pero la diferencia de esta situación reside en el motivo. La vida de esta familia en el campo se debe a la revolución francesa, ellos decidieron internarse en otro paisaje para evadir los cruentos eventos en contra de la monarquía. Allí Alberto padre determina, en el aislamiento, formar a sus hijos con textos literarios que “funcionan como un modelo de proyecto educativo”.
Amenodoro Urdaneta publica el Libro de la infancia por un amigo de los niños en 1865, considerado por muchos especialistas como el primer acercamiento a la literatura para niños. Sus textos no se afianzan en lo pedagógico, sino en el humor, la imaginación y, sobre todo, en la consideración de la lectura como forma de placer en la infancia. Es un objeto particularmente alto, de una cubierta verde, con una cinta para amarrarlo al cerrar y que, insospechadamente, se encuentra en casas de muchas personas en Venezuela. Hijos y nietos que, probablemente, no conocen el valor del libro que reposa aletargado en sus bibliotecas.
Este, como tantos rastreos históricos de la literatura infantil en Venezuela, se encuentra recogido en el libro Panorama breve de la literatura infantil en Venezuela que, recientemente, editó la Fundación BBVA Provincial. Su autor, el especialista Fanuel Hanán Díaz, lo cataloga como “un estudio historiográfico de la literatura infantil venezolana que abre muchas posibilidades para continuar otras investigaciones”.
Este libro hace un arqueo de la lectura en la infancia. Paseándose por los catecismos, las cartillas, los libros de lectura, la tradición oral, los proyectos editoriales, publicaciones periódicas, aportes de las fundaciones, instituciones públicas y privadas; finalizando con las distintas editoriales que aún sostienen el trabajo con la infancia dentro del país. Un libro de la tradición de grandes obras que, muchos años antes, perseguían la intención de hacer un recorrido del género en Venezuela. Libros como La literatura infantil venezolana. Estudio y bibliografía de Efraín Subero publicado en 1977 o Introducción a la Literatura infantil. Literatura infantil en Venezuela: un camino por transitar de Griselda Navas en 1998 por el Fondo editorial de la UPEL.
A diferencia de otros estudios, revisados para la creación de este Panorama, el autor buscó abarcar un campo mucho más amplio y actualizado que sirviera de guía para los investigadores: “se rescatan muchos libros que se publicaron o circularon en el país en la Colonia y en el siglo XIX y que se consideraban lecturas para niños y niñas, además de una revisión del concepto de infancia. Los dos primeros capítulos son fascinantes en ese sentido porque tratan de arrojar luz sobre un tema que ha sido poco tratado a profundidad. Cubre un período amplio y llega hasta el siglo XXI, libros muy recientes, incluso libros digitales.” El libro, presentado en un esquemático diseño corporativo, contiene un importante catálogo de imágenes que hacen registro de las representaciones de la infancia en Venezuela.
La presentación de este estudio se realizó en julio de este año, en el marco de la edición 16 del Concurso Papagayo. Un ambiente en el que se premian las creaciones literarias de niños de todo el país que cursan quinto y sexto grado, con becas de estudio. Panorama breve de la literatura infantil en Venezuela es un nuevo espacio que celebra el trabajo constante de instituciones como el Banco del libro o de investigadores del área como María Elena Maggi, María Beatriz Medina, Beatriz Mendoza Sagarzazu, María Cecilia Silva Díaz, Mariana Marczuk, Mirla Alcibíades, Carolina Holmes, Norma González Viloria, Maité Dautant, entre otros pocos. No en vano, el trabajo de este panorama es en conjunto: “el autor se convierte más bien en un líder de equipo, pues muchos expertos intervinieron en la fase de arqueo de fuentes y de investigación in situ”, comenta Fanuel para hacer reconocimiento a Maité Dautant, Cybele Peña, Korinna Bustamante y Freddy Gonçalves Da Silva, “quienes transitaron diversas bibliotecas y museos en las pesquisas, aparte de preparar contenidos que recogían datos de la investigación.”
Fanuel Díaz afirma que “es un libro único en su especie, porque el estudio teórico va acompañado de imágenes del rico acervo de libros raros de Biblioteca Nacional y de colecciones particulares, que dan cuenta de la evolución visual en la edición de libros para niños”. Ciertamente, en un país donde el trabajo de investigación cada día se ve más amenazado, se reconocen los aportes que colaboren e incentiven estos espacios de la cultura que siguen siendo vistos con la misma candidez que dos niños en la campiña francesa. Este panorama propone al lector un recolectar, recopilar y escudriñar en esos “objetos” y sostener la memoria histórica desde nuestros espacios. Buscar, como Alberto padre, esa forma de internarse en la literatura infantil desde otra mirada más allá del sentido pedagógico y formativo: como línea de estudio vital para la conceptualización de un país. O en palabras de Díaz: “Leer este libro es entender la infancia y emprender un viaje hacia los orígenes”.
Para los interesados, el libro puede adquirirse en la Fundación Provincial.
*esta publicación originalmente formó parte de una colaboración semanal que PezLinterna hizo para la revista Prodavinci en el año 2014.
**Escrito a cuatro manos entre Isadoro Saturno y Freddy Gonçalves Da Silva.
Comments