THE NEW SOUND
GEORDIE GREEP
Géneros: rock-jazz, rock progresivo, art rock
Accesibilidad: media-alta
Duración: 1h, 2 min, 55 sec
Tras la ruptura de black midi, Greep ha sabido cumplir con las expectativas.
GEORDIE Greep tenía un peso monumental sobre sus hombros. Tras anunciar la separación de “black midi” en un directo de Instagram, noticia que pilló a todo el mundo por sorpresa, tenía ante sí una tarea de proporciones hercúleas: forjarse su propio sonido, de forma que fuera lo suficientemente diferente a sus antiguos trabajos pero sin decepcionar a los fans de éstos. Esta tarea era aún más complicada de llevar a cabo si tenemos en cuenta que “black midi” fue una de las bandas más laureadas de lo que va de década. Aun así, pareciendo tenerlo todo en contra, Greep intentó conseguirlo con The New Sound. Y vaya que si lo logró.
Desde el momento en el que le das al “play” hasta que termina la última canción, The New Sound nos pone en los pies de un hombre obsesionado consigo mismo, con su propia imagen y lo importante que es, mientras que en realidad está constantemente escondiendo sus propias inseguridades. En cuanto al “nuevo sonido” no tiene mucho de nuevo; este disco bebe mucho de la música de los años 70, cabalgando por una línea fina entre el prog de Zappa y King Crimson (Holy, Holy; Walk Up) y la música popular brasileira de Milton Nascimento (Terra, Through a War).
La locura maximalista de Greep permea el disco incluso más de lo que lo hacía anteriormente; cada segundo de este disco, incluso en los momentos más calmados y en los instrumentales, tiene capas y capas de detalles minuciosos, por lo que con cada escucha encontrarás algo nuevo. A todo esto se le suman los riffs de guitarras desquiciados y las baterías a la velocidad del rayo (especialmente notables en Blues y Motorbike), que aportan mucha potencia pero sin llegar a los niveles de ruido que hacía con black midi.
Como parece que para Greep todo eso no era suficiente, el disco llega a su clímax con The Magician, una devastadora balada de doce minutos y medio, que narra el lento pero imparable colapso mental de un hombre que ha de aceptar el final de su matrimonio, causado únicamente por su culpa. Aquí Greep saca absolutamente todos sus trucos a relucir; crescendos épicos, una batería titánica, instrumentales dignas de una obra de teatro. El resultado es, cómo no, la mejor canción de este año. El disco cierra con la sosegada If You Are But a Dream, un cover de una canción de 1942 popularizada por Frank Sinatra, que ayuda a calmar los ánimos tras la canción anterior y ata la narrativa del disco de forma magistral, si bien no le da un final feliz a su protagonista, quien termina por ceder a sus delusiones.
Es difícil ver álbumes debut con este nivel de enfoque y claridad de ideas, pero Greep ha conseguido cerrar un período artístico y simultáneamente abrir otro distinto. Solo nos queda esperar a ver cómo será su sonido en un futuro.
Comments