Alice Vieira ya celebró 30 años de actividad literaria. En este largo viaje, iniciado en 1979 con la publicación de Rosa, mi hermana Rosa obra distinguida con el premio Literatura Infantil «Ano Internacional da Criança», mantiene una sólida producción personal que va principalmente dirigida al universo infantil y juvenil, aunque también ha publicado obras para adultos.
Ha sido merecedora de varios premios, tanto en Portugal como en el extranjero, como el Gran Premio Gulbenkian, en 1994, por el conjunto de su obra; y el más reciente, la Estrella de Plata del Premio Peter Pan, que acaba de ser atribuido a su edición sueca de Flor de Miel. En 1998 su obra completa fue nominada al premio Hans Christian Andersen, al que luego fue nominada dos veces más.
Su producción se pasea por diferentes géneros, entre los cuales destaca la reescritura de la tradición oral, en especial los cuentos populares. Basta revisar los volúmenes de la colección Historias Tradicionales Portuguesas (Caminho), y también los textos incluidos en Eu bem vi nascer o sol (1994), donde la autora agrupa un conjunto significativo de producciones del patrimonio oral, desde las cantinelas (“lengalengas”) a los trabalenguas, incluyendo textos del romancero, canciones populares y muy variadas rimas infantiles. También está la publicación de cuentos (colección Livros com Cheiro, 2 Histórias de Natal y Contos e Lendas de Macau, ambos publicados en el 2002); y de teatro, con Leandro, rei da Helíria (1991), obra que se aproxima al texto shakesperiano King Lear, construido con base en el cuento tradicional A comida sem Sal, que le sirve de intertexto. En cuanto a la poesía, además de la edición de la antología poética O meu primeiro álbum de poesía (2008), la autora escribió A Charada da Bicharada (2008), obra que integra un conjunto de poemas-adivinanzas, subordinados al tema animal. En este especial bestiario poético, la dimensión lúdica se diluye sutilmente en el lirismo de las composiciones poéticas, donde, a través de los ojos y de la voz del sujeto poético (a veces identificado como el propio animal), propone una revisión personal, muchas veces metafórica y simbólica, a varias de las especies.
A pesar de ese recorrido, es en el ámbito de la literatura juvenil, donde se incluyen novelas y romances, que Alice Vieira se asume como figura innovadora, constituyendo una referencia incomparable en Portugal. Se inició con la edición de un tríptico compuesto por Rosa, mi hermana Rosa (1979), Planta 12, 2º Frente (1980) y Chocolate con lluvia (1982), cuya concepción presenta no solo una unidad relacionada a lo que será su producción literaria, sino que recorre un conjunto de ejes frecuentes que aseguran una cohesión idiomática, y configuran un macrotexto singular. Sus historias se construyen en torno a problemáticas relevantes para los jóvenes y, en repetidas ocasiones, a partir de focalizaciones internas, capaces de recrear dilemas existenciales de los personajes adolescentes y sus procesos de crecimiento. Basadas también en una estructura temporal pocas veces lineal, ofrecen distintas posibilidades de lectura al conflicto.
El universo femenino recibe una atención especial, y es recreado en múltiples y complejas dimensiones. Distintas generaciones de mujeres, pertenecientes a diferentes estratos sociales, integran una polifacética galería ficcional que acompaña la evolución de la sociedad portuguesa en las últimas décadas, dando cuenta, simultáneamente, de sus elementos estructurales, así como de sus tensiones y fracturas, problematizando los estereotipos o comportamientos tipificados, en obras como Águas de Verão (1985), Às Dez a Porta Fecha (1988), Úrsula, a Maior (1988), Caderno de Agosto (1995), Se Perguntarem por Mim Digam que Voei (1997) ou Um Fio de Fumo nos Confins do Mar (1999). Aunque fuertemente enraizada en el universo de la juventud, no deja al lado la narración de un conjunto muy completo de preocupaciones e intrigas de otros grupos de edad, dando voz a distintos personajes y recreando diálogos generacionales enriquecidos emocionalmente. Situaciones traumáticas como la pérdida, el descuido afectivo y el abandono, se muestran como algunos de los temas frecuentes, problematizando las experiencias y emociones. Leánse, en esta lista, textos como Paulina ao Piano (1985), Flor de Mel (1986), Os Olhos de Ana Marta (1990) y, más recientemente, O Casamento da minha Mãe (2005).
Estructuras afectivas y sociales como la familia son sometidas a intensos procesos de análisis y cuestionamiento, revelando sus fallas y fortalezas. Temas como la identidad, tanto en términos individuales como nacionales o culturales, incluyendo la relación con el pasado o con la Historia, es otra de las líneas de fuerza en la producción narrativa de Alice Vieira. Este último tema resalta como objetivo en el tratamiento de las novelas que conforman el díptico A Espada do Rei Afonso (1981) y Este Rei que Eu Escolhi (1983), y que vuelve a surgir con particular relevancia en Promontório da Lua: histórias (1991). Siguiendo las tendencias contemporáneas de metaficción moderna historiográfica (ver Linda Hutcheon,1988, o Elisabeth Wesseling,1991), Alice Vieira propone una perspectiva alternativa en relación al discurso historiográfico oficial, dando voz a otras partes interesadas. Esta tendencia para cuestionar la Historia escrita, sirve igualmente de foco para Vinte e Cinco a Sete Vozes (1999), donde siete personajes, de diferentes generaciones, dan cuenta de sus perspectivas particulares del 25 de abril de 1974, sometiéndola a un punto de vista personal y subjetivo, como forma de apropiación íntima de la Historia.
Desde el punto de vista de la organización narrativa, cabe destacar el uso de estructuras de novela especialmente complejas, como ocurre con el cruce de varios hilos narrativos, con el uso del monólogo interior o el discurso indirecto libre, y especialmente, con la introducción de niveles diegéticos distintos a través de la técnica de montaje. El tiempo, sujeto a diversas manipulaciones, también es un factor determinante en la construcción de una estructura narrativa que se ejecuta en modelos lineales o secuenciales. Recorriendo a un estilo y un lenguaje muy personal, Alice Vieira crea un registro único, capaz de cruzar grandes momentos de humor, como resultado de la combinación de varios tipos de comedia que explora con singular maestría, con otros de fuerte tonalidad lírica e intensidad dramática y emocional. La vivacidad de los diálogos y la fluidez de las descripciones resultan, en gran medida, la forma como la autora explora todas las potencialidades de la lengua, creando expresivos juegos de palabras, tanto en términos sonoros, como morfológicos o sintácticos. El uso frecuente de la enumeración y la anáfora, la creación de paralelismos estructurales y la exploración del potencial simbólico de la adjetivación son responsables de crear un discurso simultáneamente accesible y cautivante, como también en términos rítmicos y melódicos.
La relevancia de Alice Vieira es obvia en el panorama literario y editorial portugués, autora de decenas de obras cuya revisión no cabe, naturalmente, dentro de los límites de este texto. Además, ha sido objeto de varias investigaciones de contenido académico en Portugal y en el extranjero. Por ejemplo, algunos de los estudios más específicos sobre su obra fueron realizados por Natércia Rocha, Álvaro Salema, María Lucía Lepecki, José Antonio Gomes, Pires la Natividad, Isabel Villa-Maior, entre otros. Las novelas y romances juveniles de Alice Vieira determinan un cambio de paradigma literario en los últimos años de la década de los 70, no solo respetando la escritura para niños y jóvenes, sino destacando la introspección y complejidad temática y diegética en detrimento a la tendencia de la narrativa de aventuras con una estructura más o menos codificada.
***Imágenes usadas en este artículo: con motivo de los 30 años de vida literaria de la autora, la editorial reeditó sus libros con las portadas del ilustrador Bernardo Carvalho. Muchas de sus obras han sido traducidas al español por las editoriales Anaya y SM.
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