Al sur de la Alameda: diario de una toma
Lola Larra
Vicente Reinamontes
Ekaré
Chile, 2014
Nicolás, arquero del equipo de fútbol del instituto, decide apoyar la toma de su colegio privado como forma de protesta. Se une a la causa de muchos otros liceos públicos en el 2006 en Chile. Lo hace, en principio, para estar más cerca de Paula, quien recién había llegado de Francia y apoya de forma comprometida lo que será recordado como la "revolución pingüina". Esta decisión de Nicolás sorprende a sus amigos del fútbol, a los miembros del Centro de alumnos que no se lo toman en serio por ser deportista y a sus padres, quienes en el pasado también estuvieron involucrados en revueltas estudiantiles. Esos días de encierro antes de la manifestación convocada en Santiago de Chile, sirven como espacio para que la vida de ellos se transforme, entre rencillas, acontecimientos propios de la adolescencia y personajes anónimos, como el de una espía con binoculares que los sigue paso a paso. Hay que estar alertas, en tiempo de batallas, cualquiera es un enemigo desde la trinchera.
Esta novela está narrada a dos voces. Ambas en primera persona. En primer lugar está la voz de Nicolás, quien escribe un diario durante la toma. Es el punto de vista de un protagonista que duda, que se enfrenta constantemente a la sospecha de sus compañeros para demostrar que no es un anodino y quien, muy a su manera, se va involucrando de a poco en las reivindicaciones sociales de la lucha. Esta narrador tan honesto, construido desde la duda y el aparente desapego, es fundamental para entender la importancia de la lucha sin pasiones reivindicativas. Esto permite una mirada equilibrada y un vínculo inmediato con el personaje. La segunda voz, misteriosa, más ajena al lector, se muestra a partir de secuencias ilustradas que se intercalan en el texto. Desde los ojos de quien los vigila y observa. Es una voz silenciosa, cauta, como si trajera de vuelta la conciencia de la memoria histórica de un país.
Recomendada para lectores de doce años en adelante. Es una obra escrita con sencillez y que arroja datos históricos que dan coherencia y vitalidad a la obra. No se trata de un libro de denuncia, sino los antecedentes cotidianos de un hecho trascendente para los jóvenes chilenos. Su obra no se reduce al acontecer histórico, sino que se pasea a través de los estereotipos, el prejuicio, las relaciones de poder, el amor y el sexo en la adolescencia. Sus personajes se construyen en base a una motivación en común y esto permite que el núcleo siempre mantenga amarrada las historias. Su final, más allá del epílogo, deja abierta la puerta para múltiples conversaciones acerca de nuestros derechos, deberes y compromisos con el bien social. Este libro ha sido merecedor de múltiples reconocimientos y traducido a varios idiomas; esto último es un gran logro, pues su origen parte de una tradición chilena tan local que incluye glosario y dicha honestidad le permitió esa trascendencia.
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