Maura Pfefermann es uno de los grandes personajes de la televisión actual. Jeffry Tambor entrega una actuación llena de matices en esta serie de Amazon. Ser ex esposo de una judía histriónica y padre de tres hijos disfuncionales puede ser incluso más imperativo que decidir asumirse transexual en su vejez. Jill Soloway, su creador, decidió recordar en esta tercera temporada las razones de porqué nos gustaba tanto Transparent. Colocó el foco sobre la espiritualidad y la necesidad de creer en algo, así sea tener fe en uno mismo, para tener el valor de seguir en el tránsito de la vida. Cada uno de los personajes se topó con esta necesidad de aferrarse a algo, de no dejarse perder en el camino. Es por esto que Raquel, personaje que siempre fue secundario, tuvo tanta relevancia en esta temporada, viviendo además un proceso personal de seguir adelante con su vida a pesar del amor que siente por Josh. Él, por su parte, fue quizás quien más se vio afectado en esta necesidad de creer en algo. Por eso conmueve tanto la escena en la que Josh y Maura, juntos, rompen los vidrios de la casa, haciendo finalmente una alianza filial, viendo a Maura como padre o madre, sin importar el género, pero al lado de su hijo.
De igual forma ocurre con Shelly, muy bien interpretada por Judith Light, quien encuentra en el teatro una forma de poder decir todo lo que piensa de su familia que la ha silenciado al verse sus propios ombligos a cada instante. Esto nos regaló un conmovedor final que resaltó la fe en la familia, ante que cualquier otra creencia. Además, exploramos la infancia de Maura, la relación con su hermana y vimos a Gaby Hoffmann interpretando a la mamá del protagonista, con mucho acierto. Y es que Maura, su decisión de si operarse o no, la realidad de su edad, pero su necesidad de defender su identidad a costa de todo, la hacen un personaje admirable. Sin contar que es, una de las más femeninas de la serie.
Mejor episodio (y, para mí, uno de los mejores del año en todas las series) 3x01 "Elizah", porque cuando honestamente nos ponemos en los zapatos del otro, a veces toca sacrificar un poco de nuestra propia estabilidad.
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