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Veep


Selina Meyer quiere ser presidenta de los Estados Unidos. Este grandioso personaje que lleva cinco años divirtiéndonos en la serie de HBO, tiene una aspiración política mucho más grande a sus posibilidades. Ser la primera mujer presidenta, sería un logro muy envidiable o que lo diga Hillary Clinton. Incluso, con este año de debates electorales, da la sensación de que Veep tiene intenciones premonitorias. Armando Ianucci, su creador, nos entrega una sátira política con un sólido guión cada vez más cargado de acidez. Ocho de estos diez episodios, por ejemplo, nos va preparando al documental que está preparando Sarah, la hija de Selina, acerca de las aspiraciones políticas de su madre. Lo que hace que la quinta temporada sea, en resumidas cuentas, un largo tras cámaras del documental en donde vemos la forma idiota y mezquina con la que actúan los miembros de la política. Eso sí, con un humor impecable, capaz de hacerte estallar en carcajadas.


Es una serie directa, que habla del poder o, más que eso, reflexiona sobre las personas que, sin facultades ni capacidades, llegan a tener el control del poder. O sea, monos con hojillas. Sí, cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia. Y sí, aunque no lo parezca, uno también puede llegar a reírse de estas fatales circunstancias. Aunque sea una risa agridulce. En esta temporada uno agradece, entre muchas cosas, el retorno de Amy al gabinete de Selina, quien vive constantemente salvándole el pellejo; así como el sumiso Gary, que fluye de forma tan natural con Selina y sorprende cuando tiene un primer gran estallido que desconcierta al resto de la oficina. Gary, interpretado por el actor Tony Hale, sigue siendo sin duda una de los mejores fichas de la serie. Se hace sentir cuando apenas es una sombra escurridiza. Sin embargo, lo más trágico y, a la vez, divertido, es lo que le ocurre a Mike y sus aspiraciones por adoptar un bebé chino en medio de la crisis del gobierno chino con Estados Unidos por liberar el Tíbet, haciendo un gag tristemente gracioso y recurrente. Ahora bien, Julia Louis-Dreyfus "ES" Selina, con mayúsculas incluidas. Uno no puede imaginar a otra actriz interpretando a esta despreocupada, mezquina, imprudente, torpe pero divertida mujer. Basta con ver todas las transiciones emocionales que transmitió la actriz en medio del capítulo de la muerte de su madre o al final, al conocer el resultado de las elecciones, sin perder nunca la intención de su personaje que siempre está apuntando, de forma aparentemente distraída, a la risa. Al fin y al cabo cumple su función como agente político: ser un error que da risa.


Mejor episodio 5x04 “Mother”, porque lo trágico, aunque nos guste negarlo, puede invitarnos a disfrutar de un denso humor negro que te hace reír sin culpas.




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