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A tres metros sobre el cielo

Actualizado: 17 ago 2021


“Me muero por alguien así como H”, dice una de las fanáticas en la cola del cine. “Lo amo”, remata otra con un grito. A primera impresión, no se distingue si hablan del personaje de la película Tengo ganas de ti, o se refieren directamente a Mario Casas, el actor que lo interpreta. El hombre ideal es el lugar común con más lucro en la historia del cine y la literatura para adolescentes. Sin embargo, H, como prefiere Hugo que lo llamen en la película, no es de la tradición de Edward Cullen. Este es más bien un héroe en decadencia, el hombre al que toda mujer desea salvar. Hugo, quien realmente es una reinvención española de Step, el personaje de los libros A tres metros sobre el cielo y Tengo ganas de ti, es un personaje con problemas severos de violencia, un joven de posición acomodada que le gusta las carreras de motos y colarse en las fiestas, con la intención de provocar a su entorno social. H es un personaje repetido, un rebelde sin causa, el James Dean del siglo XXI. No hay sorpresas. Al menos no para aquellos que tienen los miles de referentes canallas en la historia del cine. Nada está inventado. Pero si entras al cine con este grupo de adolescentes, novatas en el área de enamorarse del utópico chico malo y que, además, descubren en este personaje la posibilidad de una historia de amor donde la entrega es absoluta, se hace irremediable que conectes con la utopía rebelde de ese joven que (no) fuimos.

Step primero en libros, H luego en películas

Federico Moccia, autor de los libros en los que se inspiraron las películas, sabía del éxito de escribir sobre una historia de amor rebelde en sus libros. Por esta razón, en 1992, se financió la edición de A tres metros sobre el cielo, título previo a Tengo ganas de ti, donde se inicia la historia de amor de Step (H) y Babi. Su libro no había sido aceptado por ninguna editorial hasta que el repentino éxito de su autoedición, lo condujo a que en el 2004 la editorial italiana Feltrinelli los editara. El boom llegó a más jóvenes italianos, sobre todo al público femenino, quien encontró un espacio donde identificarse con una historia de amor loca e irracional. Estos jóvenes, imitando patrones, se encargaron de reproducir en distintas calles italianas el graffiti “tú y yo a 3MSC” que Step le hace a Babi. De la misma manera, en el segundo libro, varios italianos se hicieron de la tradición de cerrar candados en El Ponte Milvio, el puente más viejo de Roma, para tirar las llaves y consagrar su amor. Así como hizo Step (H).

Las adaptaciones al cine en Italia, fueron igual de exitosas, acompañadas además con la banda sonora de Tiziano Ferro, que en ese entonces representaba también un valor agregado en la cultura pop juvenil. Tengo ganas de ti, como era de esperarse, fue un estallido comercial logrando que su versión cinematográfica en italiano fuera la tercera película más vista en Canadá en el 2007.

Para la fecha, editorial Planeta decide publicar en español los libros en su colección para adultos, logrando para el 2010 su reimpresión número 17. Eso demostraba que el amor a Step (H) poco tenían que ver con la fantasía que inspiraban los actores Riccardo Scarmacio o Mario Casas en las películas. Aunque también es cierto que la adaptación en España de ambos libros al cine, realizadas por el director Fernando González Molina, consiguió un mayor acceso al mercado iberoamericano.

H, Babi, Ginebra, Katina y el destino

H pierde el sentido de pertenencia al descubrir la doble vida de su madre, y siente además su abandono siendo la persona que más lo apoyaba. El rechazo a la familia lo conduce a un reto constante con los límites. Hasta que conoce a Babi por casualidad en un atasco de autos. Él la llamará “fea”, ella lo llamará “bruto”. Los patrones quedan marcados en la antesala. Luego el destino novelesco, los hace tropezar en una fiesta de jóvenes acomodados a la que H llega junto a sus amigos, generando distintos tipos de destrozos.

Babi es un personaje absoluto, herencia de una madre que cumple a cabalidad los establecimientos sociales. Babi conoce el futuro de su vida preconcebida: ser excelente estudiante, buena hija, encontrarse a un marido que la represente, ser una ama de casa excepcional. Babi no sabe cómo permitirse errores en su vida “perfecta”, por eso trata de ser una consejera para su hermana -un inquieto hervidero de hormonas-; pero también se rodea de su impetuosa amiga Katina, quien le enseña a ser más flexible con H. Es por esto que, en la relación fría y matemática que Babi mantiene con la vida, y tras recibir el primer gesto de afecto de H, sus valores cambian radicalmente a otro gran absoluto: el amor.

Babi es una adolescente que se entrega, enfrenta a sus padres, no conoce sus propias barreras hasta que la incertidumbre de estar con alguien de quien desconfía, le gana la batalla. Babi, en el fondo, no puede ser imprevisible. Su concepto de mujer no está programado para eso. Katina, al contrario, evoluciona de manera distinta, y su historia de amor se pasea por otros espacios más felices con “Pollo”, el mejor amigo de H, a quien conoce mientras le roba la cartera. En este acto de rebeldía, Katina descubre que sus límites son más maleables. Convirtiéndose, probablemente, en el personaje que evoluciona con más coherencia en la historia de ambos libros (películas), dentro de esta gama de valores absolutos donde es difícil encontrar un término medio.

Roma o Barcelona, el escenario es una excusa para estos amantes que heredan ciertos aspectos del sino trágico de Romeo y Julieta. El peor dolor no está solo en la muerte, por el contrario se encuentra en la renuncia como el significado de la adultez. Babi acepta crecer según sus preceptos y se rompe por dentro. H decide irse a Londres para superar el duelo, quebrándose en su viaje a la adultez. Pero el adulto, al contrario, es sometido a un karma moral sobre sus actos en cuanto a la juventud. Solo el padre de Babi logra salir airoso de la debacle que significa irrespetar el amor adolescente. Todo aquel que interviene en el destino de H o Babi en A 3 metros sobre el cielo, recibirá su castigo en Tengo ganas de ti, como si de una tragedia griega se tratara. La madre de H se enferma, la madre de Babi ve su matrimonio hundirse junto al futuro de su hija menor. Y es que en las películas todo es intenso: el amor, el deseo, la rabia y el dolor. Nada ocurre por casualidad. Si Babi y Hugo se conocieron en la infancia en A 3 metros sobre el cielo, están predestinados a reencontrarse; en Tengo ganas de ti, Hugo conocerá a Gin, quien lleva un registro fotográfico de su vida antes de su estadía en Londres. El destino no se toma a la ligera, signa los lazos que juntan a todos los personajes, y conecta con el inconsciente de un lector o espectador que se aferra a la idea del amor eterno.

El regreso de Hugo es la línea argumental de la segunda película, donde además conoce a Ginebra, quien representa solidez, estabilidad. Ella personifica todos los valores contrarios a Babi, significando un reto para H, quien desconoce las armas que debe usar para conquistarla. Es ella quien lo seduce, lo enamora. Gin se cubre tras una fachada de absoluta independencia para esconder un amor que la llevó a seguirlo a través de su historia, e incluso llegándole a exigir una fidelidad a lo que ella representa. El destino, nuevamente como un karma, ataca a la adultez de Babi y Hugo, quienes al encontrarse finalmente, acaban activando el motor de la desgracia en el resto de los personajes. Llegan de nuevo las renuncias.

Ambos libros y sus películas apelan al sentimiento, no tiene escondrijos ni mensajes secretos. En la obviedad de sus razones está el éxito desproporcionado. Es una historia de amor para mujeres donde, curiosamente, el protagonista es un hombre. Y no hay un mayor placer culposo para una mujer que ver lo que se esconde tras la fachada de un hombre duro, rebelde. Verlo enamorarse, sufrir y, finalmente, perdonarse los errores. Estas razones son suficientes para sentarse en el cine, sin culpas, olvidándote de que eres parte de una obvia maquinaria comercial, pero reencontrándote con el predecible sentimiento adolescente. Con la mejor de las suertes, te descubrirás gritando: “H, tú y yo a tres metros sobre el cielo”.

***Imágenes usadas en este artículo: 1. Póster promocional de la película Tengo ganas de ti, versión española, dirigida por Fernando González Molina. 2. Detalle de portada del libro A tres metros sobre el cielo, editado por Planeta. 3. Fotograma de la película a A tres metros sobre el cielo. 4. Fotograma de la película Tengo ganas de ti. 5. Trailer de la película A tres metros sobre el cielo.


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