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Bojack Horseman


Cadena: Netflix Creador: Raphael Bob-Waksberg Temporada: 5

Este año no está en el top. No es porque su calidad haya bajado, al contrario, sigue siendo una de las pocas series actualmente que retan el formato para encontrar maneras originales de contarse. Sin embargo, cayó en el juego del #MeToo. Es decir, vamos a llevar la historia al tema de moda: el acoso de las mujeres. Me parece muy bien que el discurso de lo femenino esté tomando la televisión para expresarse, pues este sigue siendo un medio masivo; el problema está en cuando se hace una moda: ¿cuál será el tema del año que viene? Como si las crisis profundas de la sociedad fueran un pantone al cual acudir para saber cuál será la próxima tendencia. Este acercamiento a la crítica del acoso de la mujer, está muy bien lograda por el factor sorpresa del final. No hay condescendencia, porque todos han llegado a cometer errores desde una concepción patriarcal del mundo. Ahora bien, esta es la razón que hace bajar la serie, pero recordemos que Bojack es mucho más. Es un constante descenso hacia el infierno, es el encuentro con nuestro lado más vulnerable y también más detestable. Y en este caso, ninguno de sus personajes se salvó de estar en medio de esa depresión tan característica de la serie: Diane, Princess Carolyn, Todd y Mr. Peanutbutter pasan por un momento tan bajo, como en el que enfrenta Bojack desde el capítulo uno de la serie. Diane, por ejemplo, trata de superar una ruptura amorosa en un increíble capítulo en el que se mezcla la escritura de un artículo tontísimo sobre consejos de viaje, y el despecho. O Princess Carolyn entendiendo su deseo por la maternidad regresando al pueblo de su infancia; o Todd lidiando con su asexualidad enfrentándose a la familia abiertamente sexual de su pareja. Y en cada uno, el creador juega de forma creativa con las formas de construir el episodio: el narrador, la estructura, el absurdo con pinceladas de realidad; básicamente rompe con la frontera de lo posible para sorprender al espectador y hablarte de los temas de siempre de forma original. Todo esto lo pueden lograr por dos factores fundamentales: sus personajes son tridimensionales y llenos de matices, y se trata de una serie animada. Aquí la producción lo soporta todo. Y es irónico, porque uno de los episodios del año, es quizás el más sencillo de realizar en cuanto al tema de animación. Es decir, Bojack lleva varias temporadas sorprendiéndonos con un episodio que es emblemático durante el año. Entra en todas las listas. En esta quinta temporada, vuelve a ocurrir, pero de manera insospechada. El capítulo es un monólogo de Bojack durante un funeral. Los veinte minutos del episodio se sostienen sobre un diálogo continuado a un público al que no vemos, rico en emociones variadas, y que cambia en apenas tres ángulos. Cuando lo ves, no te das cuenta que es un capítulo entero hasta que acaba. Y lograr que la voz de un personaje animado tenga una voz fuerte capaz de sostener veinte minutos de un episodio, habla de las grandes virtudes de esta serie. La amé y sufrí (en el buen sentido) a partes iguales, como siempre lo hace.


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