Cadena: BBC América Creador: Phoebe Waller-Bridge (basado en las novelas de Codename Villanelle de Luke Jennings) Temporada: 1
¿Cuántos pensamos que Sandra Oh jamás podría hacer otra cosa que no fuera Cristina Yang? Todos. No nos engañemos, amamos el talento de la actriz en ese personaje de “Grey’s Anatomy” y fue por ese estigma que tardó en convencer a los espectadores con un nuevo personaje. Hasta que finalmente lo hizo en esta serie con Eve Polastri. Es decir, que ahora tenemos a una Cristina Yang, sólo que oficial del MI5, investigadora, y con la misma falta de sentido común. Vaya que esta mujer tiene encanto (porque no me parece que se merezca tantas nominaciones a premios) y que logra atraparnos en la intriga de esta serie. Pero ella no lo logra sola, es apenas la mitad del interés, porque sin duda la otra mitad está puesto en la fantástica (y gran olvidada de todas las galas de premios) Jodie Comer con su demencial interpretación de Villanelle. ¿No has visto la serie? Pues una premisa aparentemente fácil: Villanelle es una psicópata, asesina a sueldo. Eve Polastri inicia una investigación donde pretende atraparla, pero la psicópata también la descubre y ambas, obsesionadas entre sí, juegan a atraparse o al menos a encontrarse durante toda la serie. O sea, que es una serie policial, de delitos y asesinos y persecuciones, pero agregándole la insana obsesión de ambas mujeres por descubrir el misterio que significa la otra. Lo mejor es que no deja de ser una historia muy femenina (no sé si feminista) sin necesidad de hacer evidente el discurso. Es por eso que, la buena química de ellas, se trasluce cuando se encuentran en la historia. Es un deleite constante para el espectador, sentarse y convocar estos encuentros. Por eso seguimos con interés cada crimen, cada pista, cada posibilidad. Porque la serie replica en el espectador esa enfermiza necesidad porque ambas se vean, desaten esta curiosidad por el personaje de la otra. Súmenle a esto un afilado, sutil pero contundente sentido del humor desde lo cotidiano y una gama variopinta de personajes secundarios que enriquecen muchísimo la trama (que en el tercer episodio el público se encariñe con Bill, dice mucho). Esta serie la vi dos veces este año. La segunda fue por obligación (largo e innecesario de explicar) y no dejé de disfrutarla, de sorprenderme, de celebrarla. No sé si logren sostener este clímax en una segunda temporada; pero al menos en la primera vale la pena dejarse llevar por esta línea de investigación. Veánla, disfrútenla, sorpréndanse, pásenla bien.
Y gocen la música, que tiene una banda sonora el carajo. Y que los Emmy consideren a la encantadora y peligrosa Jodie Comer en su papel, y no hagan como con Tatiana Maslany en "Orphan Black" que tardaron cuatro temporadas en tomarla en cuenta.
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