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Actualizado: 3 sept 2021


Juego de tronos: una puerta a la aventura y a la filosofía para los jóvenes (y no tan jóvenes)

¿Era predecible que un producto de siete libros (algunos aún por escribir), una epopeya de más de 5000 páginas, con cientos de personajes, pudiera ser un producto comercial y de moda? Creo que la respuesta es, rotundamente, no. El éxito de Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin ha sido, sin duda, a contracorriente. Una vez que está de moda podemos glosar sus virtudes hasta la saciedad, pero es evidente que a priori no es para nada un producto comercial. El hecho de que una editorial pequeña como Gigamesh comprara por 4.000 euros los derechos de la obra de Martin, ya lo dice todo.

Al leer los libros de Martin uno se da cuenta de varias cosas: la grandeza de su obra y también de la lograda adaptación que HBO ha hecho, pues trasladar la trama monumental sin sacrificar por completo el espíritu literario es algo que, si somos sinceros, ni los responsables de El Señor de los Anillos consiguieron. El éxito televisivo de Game of Thrones ha favorecido a convertir una obra de culto en el fenómeno del momento. Aunque también es cierto que su éxito no habría sido posible sin el boom de Frodo y compañía. Ellos sacaron a la literatura fantástica del boulevard de los sueños rotos. ¡Con él los frikis salimos del armario!

Las claves del éxito

¿Pero que tiene la obra de Martin que la haga tan interesante para miles de lectores en todo el mundo, jóvenes y adultos? La sinceridad. Martin es un escritor sincero, no tiene miedo de explicar como es la vida, la vida real incluso en un mundo de fantasía. Si hay que cargarse a Eddard Stark, él lo hace. Martin no es un escritor moralista, aspecto que sí tenía Tolkien (por su educación postvictoriana no podía evitarlo). Tolkien también era filólogo, pero Martin fue guionista en Hollywood. El autor de Canción de Hielo y Fuego no solo es un buen narrador, sino un lector apasionado de la historia de Roma y la Edad Media, con una larga carrera en la escritura, que bebe de la filosofía de Hobbes, Maquiavelo, aunque abundan homenajes a Lovecraft, Conan, Apocalypse Now de Francis Ford Coppola, entre muchos otros referentes.

Juego de Tronos y la filosofía

A simple vista, uno de los pilares sobre los que se sustenta el hilo argumental de Juego de Tronos, es una gran reflexión sobre el poder. Pero hay elementos más allá que pueden comentarse en la obra de Martin, entre ellas, una sinfonía de personajes interesantes, cada uno con sus matices, sus pasiones, virtudes y defectos. Esta gran cantidad de personajes permite una identificación que se fundamenta en los arquetipos inmemoriales, pero que cruzan la frontera para desbordar el libro o la pantalla, llegando al alma del lector y el televidente.

Carl Jung planteó los arquetipos para designar cada una de las imágenes originarias constitutivas del “inconsciente colectivo” y que son comunes a toda la humanidad. Configuran ciertas vivencias individuales básicas, se manifiestan simbólicamente en sueños o en delirios y son contenidos más o menos encubiertos en leyendas, cultos y mitos de todas las culturas. Goethe también los usó en Fausto para explicar que las madres iluminaban el camino del héroe, como Catelyn cuando va camino a Aguasdulces y acude al septón. El guerrero es un arquetipo en el que Catelyn no solo identifica a Robb Stark, su hijo, sino también a sus enemigos.

La evolución de los personajes que heredan el conflicto de los reinos, es proporcional a la evolución de una madurez propia del adolescente. No en vano, la infancia y la juventud son factores importantes de cambio en esta saga. Joffrey Baratheon es la representación de lo perverso con apenas 13 años, su maldad se inicia en un relato de su infancia, cuando abre una gata preñada para mostrarle las crías muertas a su padre. Pero no es la aparente semilla de la crueldad lo que arruina su destino, sino el juego del poder. Sus concepciones absolutas, propias de la adolescencia, no lo ayudan a manejarse en un mundo oscuro y lleno de posibilidades. Puede matar o torturar, sin consejeros, siendo su palabra la ley absoluta. Contrario ocurre con los valores de Sansa Starks, que con 14 años es prometida y negociada a Joffrey, debido a las virtudes que la educación de la época había impuesto en ella. Experta en bordado y otras actividades femeninas, se abduce ante la ilusión de un futuro matrimonio. Es el arquetipo de la dama. Ayra Starks, su hermana de 10 años, se aleja de este establishment, transformándose en una mujer sin rostro, capaz de enfrentarse a las adversidades con la valentía de su linaje desde la niñez. Igual ocurre con Robb Stark y Jon Nieve, de 16 y 17 años, guerreros que defienden el sentido del honor desde el estratega que lidera las batallas o el que las libera a favor de su gente.

Daenerys Targaryeen (14 años), al contrario de los anteriores pilares de la historia, es el personaje donde se emulará el concepto del héroe propuesto por Joseph Campbell en su libro El héroe de las mil caras, en el que profundiza el patrón literario del héroe, a partir de elementos en común en leyendas de distintas culturas. Daenerys también es obligada a comprometerse como Sansa, pero con Khal Drogo del pueblo Dothraki. La diferencia con Sansa es que la heredera Targaryeen no es un personaje pasivo. Se inquieta, busca soluciones, y sabe que en ella radica la única voluntad para poder salir de esa prisión que implica el matrimonio. Más que la resistencia, Daenerys aprende a abandonar el miedo a través del conocimiento. Aprende un nuevo idioma, otras costumbres, y su adolescencia va cruzando por los doce estadios del viaje del héroe, llegándose a transformar en la poderosa madre de dragones.

Sin duda, por estas imágenes de fortaleza, algunas chicas se identifican con Arya, otras con Cersei o Sansa. Algunos adultos se reconocen en el sentido del honor de los Stark. Otros sienten fascinación por los campos asolados por los ejércitos de mercenarios, la marcha de los guerreros a la batalla, la cocina fastuosa y rica en detalles… Ya en la década de los años veinte Sigmund Freud planteó la necesidad del hombre moderno por escapar virtualmente de una vida segura, cómoda y civilizada, pero llena de restricciones que había refugiado en el inconsciente sus pulsiones más primitivas, aquellas precisamente que afloran de forma clara en Canción de Hielo y Fuego. Era en la literatura donde el hombre podía matar, morir y renacer, amar y ser amado sin cortapisas morales. La literatura, y la ficción por extensión eran el refugio del alma. Mircea Elíade fue más allá y recogiendo las ideas de Carl Jung, discípulo disidente de Freud, escribió en Lo sagrado y lo profano un párrafo que ayuda a explicar la clave del éxito de la obra de Martin:

Se podría escribir todo un libro sobre los mitos del hombre moderno, sobre las mitologías camufladas en los espectáculos que le gustan, en los libros que lee. El cine –esta fábrica de sueños- recupera y utiliza innumerables motivos míticos: la lucha entre el héroe y el monstruo, los combates y las pruebas iniciáticas. (Elíade 2012: 227-228)

Este libro podría ser cualquiera de los que conforma la saga Canción de Hielo y Fuego. Sus historias nos aprovisionan para la vida y así recuerdo las bellas palabras del novelista americano John Steinbeck acerca de la obra La muerte de Arturo de Thomas Malory:

No me asombraba que Uther Pendragon codiciara a la mujer de su vasallo y la tomara mediante engaños. No me asustaba descubrir que había caballeros malignos además de caballeros nobles. También en mi pueblo había hombres que lucían los hábitos de la virtud pero cuya maldad me era conocida. En medio del dolor, la pesadumbre o el desconcierto, yo volvía a mi libro mágico. Si yo no sabía escoger mi senda en la encrucijada del amor y la lealtad, tampoco Lanzarote sabía hacerlo. Podía comprender la vileza de Mordred porque también él estaba en mí; y también había en mí algo de Galahad, aunque quizá no lo bastante. Pese a todo también estaba en mí la apetencia del Grial, hondamente arraigada, y quizá aún lo esté. (García Gual 2007: 212-213)

Esto es lo que nos sucede ante la obra de Martin. Es un reflejo de los vicios y las virtudes que siempre han existido y anidan en nosotros. Quién puede negar que haya algo que admirar en la nobleza de Edd Stark, en su forma de vivir, de obedecer las leyes de forma kantiana y en su muerte, tan socrática; o en la ambición de los Lannister por alcanzar el poder, un poder que pocos filósofos han descrito tan bien como Hobbes o Maquiavelo, o incluso F. Nietzsche. Los tres son autores de referencia para comprender, para ver y no solo mirar y admirar la obra de Martin. Y también el sexo, descarnado en la obra.

En un mundo como el de los Siete Reinos que no conoce el cristianismo la religión no coarta en exceso el cuerpo, un cuerpo a veces al servicio del poder, un cuerpo que se exhibe, que goza y que sufre. Poniente es un mundo con moral, de una moral no cristiana pero de indudables raíces europeas. Una especie de siglo XIV-XV de transición entre el medievo y el renacimiento. Nada lo simboliza más como las dos familias de la primera parte de la saga: los Stark (una familia feudal, de tintes escoceses y creyentes de antiguos dioses) que acuden a la guerra con los estandartes de los señores que les son fieles y con quién les unen lazos de vasallaje renovados por las buenas o por las malas; y los Lannister (un nombre con regusto a los Lancaster de la Guerra de las Dos Rosas, bellos, ricos, anglosajones e intrigantes) precursores de un maquiavelismo que hace correr tanto el dinero como la espada, sin hablar de la estrategia incestuosa que los lleva a la corona en la figura del despiadado, cruel y un poco “degenerado” Joffrey Baratheon.

Para entrar de verdad en el mundo de Martin debemos ir más allá de donde nuestros ojos ven, comprender con el alma como decía Platón. Quizás descubrir si nosotros seríamos capaces de sentarnos en el Trono de Hierro y resistir su encanto, de no sucumbir a su embrujo de poder y reflexionar si seria posible obrar bien y ser reyes justos de las tierras de los Siete Reinos.

Obras consultadas

Campbell, Joseph (1997). El héroe de las mil caras: psicoanálisis del mito. México: Fondo de cultura económica.

Elíade, Mircea (2012). El sagrat i el profà, pgs. Barcelona: Fragmenta Editorial.

García Gual, Carlos (2007). Historia del rey Arturo y de los nobles y errantes caballeros de la Tabla Redonda. Barcelona: Alianza Editorial.

***Imágenes usadas en este artículo: 1. Ilustración de la emblema de la casa Stark. 2. Detalle de portada del libro Canción de hielo y fuego I: Juego de tronos, ilustrado por Enrique Corominas y editado por Gigamesh. 3, 4, 5, 6. Fotogramas de la serie Game of Thrones transmitida en HBO. 7. Trailer de la serie de televisión.


 
 

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Stefano se despidió de su madre siendo muy joven. Ella cuenta que, cuando lo vio irse tras la esquina, seguía teniendo “el pelo de niño ingobernable”. Él, por su lado, estaba convencido de que en ese momento se veía como un adulto, a pesar de haber llorado cuando cruzó la esquina. La nostálgica historia del joven italiano que a los veinte años llega a Argentina está escrita a carbón, y se multiplica en portugueses, españoles, alemanes, polacos, irlandeses, entre otras nacionalidades europeas que decidieron subirse a un barco hace más de cincuenta años para probar suerte en los países de América.


Stefano es un personaje que huye de la miseria, pero que además se construye a base de recuerdos. La autora argentina ganadora del premio Hans Christian Andersen 2012, María Teresa Andruetto, escribe con una estructura retadora la novela Stefano: sus diálogos cortos con dos narradores intercalados, el quiebre de la estructura y su lirismo crean la atmósfera ideal para la intimidad del recuerdo. Su fuerza literaria radica en la vigencia de la anécdota, de la recreación de la nostalgia como un sentimiento que se hace constante en la actualidad. Migrar es hoy, también, una alternativa.


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El autor e ilustrador australiano Shaun Tan, ganador del premio Memorial Astrid Lindgren 2011 y de un Óscar por un corto animado en el mismo año, refleja en Emigrantes la necesidad de entender la realidad del que migra. Esta novela gráfica de páginas sepias y con formato simulando un viejo baúl refleja, sin palabras, el tránsito de distintas personas a un nuevo país. Los códigos, el lenguaje, los alimentos, las flores y animales de este país son creados desde la fantasía del ilustrador, quien busca enfrentar al extranjero a adaptarse a las nuevas costumbres. La premisa es recrear los viajes migratorios del siglo XIX e inicios del XX, tomando incluso fotos de los archivos reales del museo de la isla Ellis en Estados Unidos como inspiración para las fotos carnet que reciben y despiden al lector en sus guardas. Este museo está dedicado a los inmigrantes de tercera clase y el libro logra articular un homenaje a estos hombres, mujeres y niños que decidieron dejar su país natal. En una doble página del libro hay viñetas de distintas nubes mientras viajan en el barco: esta imagen invita al lector a ser un viajero más, y sentir junto a ellos la melancolía de quien lo abandona todo por una promesa.


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También está el que se queda. “Papá va y viene. Como el día y como la noche”, así inicia el viaje nostálgico de un niño que extraña a la figura paterna en el libro Papá Tatuado de Daniel Nesquens e ilustrado por Sergio Mora. Su estética viva acompaña al relato del niño que ve en cada tatuaje de su padre una posibilidad de viaje. Su mente y sus afectos transitan por el absurdo tratando de entender la inconstancia de su padre. De forma distintas, lo hace la niña protagonista de ¡Vamos a ver a papá!, libro editado por Ekaré y escrito por Lawrence Schimel e ilustrado por Alba Marina Rivas. Su voz narra, desde la ansiedad, el próximo encuentro con el padre, un hombre que viajó en busca de un futuro estable y ahora le pide a su mujer e hija que lo acompañen para darle mejores alternativas de vida a las que tenían en su país. Dejar a la abuela, a su perro Kike, a su amiga Rocío la llenan de miedo, de dudas, y no sabe si hará amigos nuevos en ese país. Sabe al menos que verá a su papá, y que la familia estará reunida otra vez. Le queda la esperanza de que algún día volverá y jugará con Rocío. Pero sobre todo con Kike.


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Gazul, sin embargo, puede que nunca más vuelva a ver a su amo. El narrador de Migrar, es un niño como muchos otros que cruzan la frontera de Estados Unidos con la esperanza de encontrar una vida más digna. Este libro para niños, ganador del premio Nuevos Horizontes Bologna Ragazzi 2012, fue escrito por José Manuel Mateo e ilustrado por Javier Martínez Pedro a la manera tradicional de los indígenas de Xalitla, usando papel amate. El peculiar formato en biombo permite una lectura en forma de códice, con una ilustración de la iconografía mexicana pero abigarrada de formas modernas que anuncian el peligroso viaje del niño que narra. Junto a su familia, cruza la frontera, pasa hambre y llega a un país nuevo para buscar a su papá, encontrar un trabajo, compartir una casa con otros inmigrantes y extrañar a su perro.


Los jóvenes y niños que emigran tienen la esperanza de pertenecer, y buscan un entorno que les ofrezca una estabilidad. Entender el impacto de la nostalgia por las cosas que se quedan atrás en una mudanza es bastante complejo, aún en épocas de videochat, teléfonos de cuarta generación y redes sociales. Pero si además deben conciliar el tránsito de otras costumbres con las propias, puede impactarlos y confundirlos. La literatura establece pactos para que esa identidad tenga un sello propio, único y personal, para que, de esa forma, los niños y jóvenes de ahora puedan encontrar en estos libros seguridad, esperanza y nuevas compañías, sabiendo que Stefano, también, vivió toda esta experiencia.


*esta publicación originalmente formó parte de una colaboración semanal que PezLinterna hizo para la revista Prodavinci en los años 2013 y 2014.

**Escrito a cuatro manos entre Isadoro Saturno y Freddy Gonçalves Da Silva.

 
 

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Viajar a Puerto Malo puede ser toda una aventura: Subir a la lancha, defender la gorra del poderoso viento y tratar de descubrir rastros de tinta en el agua. Cuenta una leyenda que bajo el mar se esconde la obra de Eduardo Polo, uno de los colígrafos más importantes de Blas Coll. Polo era tan talentoso que la gente del pueblo lo llamaba “el mago”, por su increíble capacidad de rimar, jugar con las palabras y construir un particular ritmo poético. Y fue el ritmo lo que lo llevó a buscar la música en otro país del Caribe. Pero también existen muchas teorías sobre Eduardo Polo, y una de ellas cuenta el día en que Blas Coll lo conoció en una plaza junto a Tomás Linden y Sergio Sandoval. Algunos dicen que tomaban café, otros que compartían una botella de guarapita de cacao, lo importante es que brindaban en nombre de su creador: Eugenio Montejo.


Premio Nacional de Literatura en Venezuela (1998) y Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo (2004) son solo dos de los reconocimientos que preceden la obra de Eugenio Montejo, un poeta vital que sabe jugar con el lenguaje, como si caminara por una casa de espejos: quiebra, cambia, transforma y hasta crea identidades diferentes para algunas de sus obras literarias. Eduardo Polo fue uno de ellas, de quien, además, subraya una supuesta fama en Puerto Malo por anunciar en el periódico local: “Todavía no comprendemos que escribir para niños es algo perfectamente serio”. Polo existió en el genio poético de Montejo y sobrevive en los restos de una obra que recopiló Ediciones Ekaré en el 2004, en su colección Rimas y Adivinanzas.

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Chamario, como se titula el libro, proviene de una derivación de la palabra chamo, con la que involucra al niño como principal lector de estos poemas. 20 poemas que rompen con el sentido del lenguaje, se sobreponen al absurdo de sus composiciones, e invitan a apropiarse del lenguaje para descomponerlo… y así entenderlo. El lector juega y también siente o reflexiona con los temas que varían dentro del lirismo de los textos. Si a eso se le suma la compañía de las ilustraciones del Premio Nacional de Ilustración en España (2008), Arnal Ballester, obtienes un libro de doble dimensión: las poderosas imágenes poéticas se refuerzan con la abstracta y también humorística visión de las ilustraciones. Si Montejo (Polo) cuenta sobre una variación de animales, Ballester muestra una serpiente eterna sobre la que caminan estas variantes; es un libro ilustrado que invita, como el poema, a visitar la imagen, desmontarla y disfrutarla.

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A casi diez años de la publicación de Chamario, Ekarépresentó en la librería Lugar Común, su nuevo libro Disparate, un poema de Eugenio Montejo (ahora sin heterónimos) e ilustrado por Gerald Espinoza. En un homenaje a la obra poética de este autor, fallecido hace casi cinco años, se publica un poema llevado a un nivel de lectura distinto: el libro álbum. Gerald Espinoza, ilustrador venezolano conocido por sus obras Perro Picado, Los pollitos dicen, Gallo Gali Galo, ABCirco, entre otras, asume introducir una nueva historia dentro de este país imaginado por Montejo, en el que todo ocurre al revés. Un país de absurdos en el que un niño se lanza a la aventura de reencontrarse con uno de sus seres queridos. Este viaje del niño protagonista a través del raro país contado por Montejo, fue recreado en el bautizo ante el público. En vivo, Gerald ilustró algunas de las imágenes del libro acompañado por buena música (sonaron canciones de Yann Tiersen, Detektivbyrån y Emir Kusturica & The No Smoking Orchesta, por nombrar algunos) y la lectura del poema en voz de Reyva Franco.


Este tránsito por lo disparatado, hace reflexionar sobre la construcción de la infancia en Montejo que estaba muy relacionada a su propia experiencia. En una entrevista para el blog Literaturas.com, Montejo contaba que “la infancia de quienes cuentan más o menos mi edad estuvo más cerca de los árboles, los animales, el campo. El muchacho de hoy, cuando no tiene la fortuna de salir a las aldeas, debe resignarse al mundo virtual, en el cual sólo conoce a los animales por imágenes. Digamos que este no es un fenómeno solamente venezolano; en nuestra época se tiende a ser más urbano en la medida en que se afirma la ciudad nueva. Y en esa misma medida se aleja también la posibilidad de la contemplación”. En Disparate, el álbum da pie a una contemplación distinta de este lenguaje poético: desde los detalles de las guardas hasta las imágenes plásticas y surreales, existe un rescate de esa infancia de la que Montejo habla, enmarcada en el viaje de un niño en la búsqueda de su mascota.


Eugenio Montejo es un poeta pilar, es una identidad y un imaginario. Introducir al niño a su lectura, sin el andamiaje de ser un gran nombre de la literatura, permite pensar sobre la lengua y ejercitar el músculo de la imaginación y la reflexión. Estos libros publicados por Ekaré mantienen vigente su obra infantil y hacen que sus palabras resistan al tiempo. O como diría el mismo Eduardo Polo, en el poema Cuando yo sea de Chamario: “Cuando no sea nada / sino sombra y humo, / guárdame en tu almohada / que yo la perfumo.”


*esta publicación originalmente formó parte de una colaboración semanal que PezLinterna hizo para la revista Prodavinci en los años 2013-2014.

**Escrito a cuatro manos entre Isadoro Saturno y Freddy Gonçalves Da Silva.

 
 
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Cultura, libros, infancia y adolescencia

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ilustración de las jornadas @Miguel Pang

ilustración a la izquierda @Juan Camilo Mayorga

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