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Ilustración Carlos Vélez Aguilera


Nisia es una niña asustadiza. Dejará sus juegos a un lado, dispondrá a su manera el comedor de los padres y firmará con sus creyones cada una de las paredes del interior de la casa. Luego les pedirá que se hagan un tatuaje. ¡Es un capricho!, dirán los padres. Pero Nisia no quiere que la olviden. Y no lo dice en voz alta, porque a Nisia le gana el miedo por desaparecer. Así se va construyendo uno de los treinta y un relatos que conforman El libro que se muere de Ricardo Chávez Castañeda e ilustrado por Carlos Vélez Aguilera (Grupo Editorial Norma: 2011), uno de los actuales ganadores originales de Los mejores del Banco del libro. Este libro sobre la muerte dirigido a los niños, se presenta con una advertencia para los adultos: el narrador sabe que el miedo hace que el adulto no hable de estos temas en voz alta frente a los niños. Y es que nosotros los mayores, como diría el crítico canadiense Perry Nodelman, podemos ser censores. El afán por proteger la inocencia del niño hace que se ignoren ciertos temas tabúes dentro de la sociedad.


La muerte es un tema complejo, difícil de asimilar a cualquier edad. La respuesta a preguntas como ¿a dónde vamos después de morir? siempre está vinculada con la fe, la religión o incluso el escepticismo por lo que hay más allá. Pero la muerte sigue estando, independientemente de los libros, y es por esta realidad tan certera que los libros para niños terminan siendo menos peligrosos que el entorno. La antropóloga Michèle Petit en su libro El arte de la lectura en tiempos de crisis (Océano Travesía: 2009) adjudica un poder vital a la lectura en la resistencia ante las adversidades sociales: “una metáfora permite darle sentido a una tragedia evitando evocarla directamente, transformar vivencias dolorosas, elaborar la pérdida y restablecer algunos vínculos sociales”.


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Como ejemplo de esto, echamos mano a la tragedia de Vargas de 1999, donde el Banco del libro llevó a cabo el proyecto Leer para vivir, abriendo espacios de lectura para “acompañar a leer, para tratar de lograr que disfrutaran de lo leído, que se produjese un distanciamiento, un reconocimiento y una elaboración de los problemas que desde una voz distinta, llegaban a través de la ficción.” La biblioterapia buscaba espacios para asimilar y superar la tragedia. Una de las experiencias más enriquecedoras, acercó a los padres víctimas del deslave a una lectura colectiva de la novela Un puente hacia Terabithia de Katherine Paterson incentivada por Carmen Diana Dearden, actual directora de Ediciones Ekaré. Esta novela, que había sido cuestionada durante esos años por la Asociación de Bibliotecas de los Estados Unidos, trata sobre un personaje niño que, tras perder a su gran amiga, se transforma, y lo que antes era una debilidad se convierte en una fortaleza. Por su forma de tratar la muerte, sirvió de puente entre lo real y lo imaginario para que los padres (e incluso niños) iniciaran un proceso de catarsis ante la similitud de las tragedias. Tanto, que la autora estadounidense los visitó en Vargas, en el sector Quenepe, para hablar de los orígenes del libro, basados en una historia similar, y con la que compartieron experiencias de vida y muerte.


Existen varios libros que tratan el tema de la muerte desde la reflexión, el desenfado, el humor, la nostalgia, el duelo e incluso la importancia de la memoria. También desde el humor negro, como Edward Gorey que en 1963 publicaba su alfabeto de muertes de niños bajo el título Los pequeños macabros (editado actualmente en español por Libros del zorro rojo y Valdemar), y que servirá de inspiración para la estética del cineasta Tim Burton. Estas distintas formas de contar sobre la muerte y las metáforas que en estos libros se construyen permiten acercar al niño, al joven y a los adultos a una experiencia literaria que nos invita a pensar sobre el término de la vida, y a manejar los miedos como los que tiene Nidia, el miedo de siempre a la única certeza.


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Nana vieja Margaret Wild & Ron Brooks Ekaré: 2003

Un libro de colores y texturas nostálgicas, conducen por el camino de la despedida a Chanchita y Nana Vieja que le enseña, antes de partir, su positiva mirada sobre la naturaleza. Una historia que habla del legado de la vida desde el vínculo familiar y conmovedor de estos animales.





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El pato y la muerte Wolf Erlbruch Bárbara Fiore: 2007.

La muerte, con cara de calavera, se encuentra con un pato y convive con él durante sus últimos días de vida. Es una historia fresca donde el concepto de la muerte pasa desapercibido por la camaradería que allí se forma. Wolf Erlbruch trata el tema con mucha naturalidad a través de ilustraciones y textos que, a pesar de su simpleza, llevan consigo una gran complejidad lírica.



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Una señora con sombrero Jacqueline Goldberg & Cristina Keller Monte Ávila editores: 2003

Una mujer con sombrero viene a llevarse al abuelo de una niña. Un poema conmovedor sobre la despedida, ilustrado con el imaginario venezolano de un velorio de pueblo. Un libro potente de imágenes líricas que se contraponen por la fuerza de estas imágenes que inundan las dobles páginas en juegos de profundidad, donde el recuerdo y el entierro, se juntan en la evocación.



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Es así Paloma Valdivia FCE: 2010

Pensar en el gato de la tía, en el pescado de la sopa, en los que se quedan y los que se van. De una forma natural, Paloma Valdivia invita a reflexionar sobre los conceptos de la vida y la muerte como iguales, enmarcados en ilustraciones de colores vivos y personajes entrañables. Una juguetona aplicación digital del libro, invita a la lectura del libro con la misma vitalidad de sus colores, pero con sencillas intervenciones virtuales del lector.


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El corazón y la botella Oliver Jeffers FCE: 2010.

Ante la pérdida de un ser amado, una niña decide guardar su corazón dentro de una botella para protegerlo. Un libro que toca el tema del duelo y muestra cómo, a veces, por el dolor, preferimos encerrarnos en nosotros mismos, dejando así de descubrir lo que el mundo nos ofrece. Oliver Jeffers, desde las ilustraciones que tanto lo caracterizan, nos pasea por el viaje de esta niña que, al final, decide darle otra oportunidad al mundo.


*esta publicación originalmente formó parte de una colaboración semanal que PezLinterna hizo para la revista Prodavinci en los años 2013-2014.

**Escrito a cuatro manos entre Isadoro Saturno y Freddy Gonçalves Da Silva.

 
 

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Foto: Fulvio Quintana


Bajo una lluvia de letras, en el centro del lobby del Banco del Libro, se encuentra una niña con un círculo hueco en su pecho. Ella no está incompleta. Durante casi dos meses esperará la visita de niños iguales a ella, que puedan descubrir una casa en forma de laberinto y muchas reproducciones de libros diminutos expuestos en la pared. Pero, para los más curiosos, el secreto estará al darle la vuelta a la niña, y descubrir esos libros en forma real, dispuestos a ser visitados, como muchas otras casas llenas de laberintos literarios. Cristina Müller, ilustradora venezolana de importante referencia en el mercado de la literatura infantil, fue la encargada este año de concebir idea e imagen de la XXXIII Exposición de Los mejores libros para niños y jóvenes que se inauguró el día viernes 26 de abril a las 7:00 pm, con la lectura del veredicto por parte de miembros de los distintos jurados. Esta exposición de tantos años de tradición, ha contado con la colaboración en imágenes de Ana Palmero, Isol, Shaun Tan, Gerald Espinoza, entre otros.


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La selección de la muestra no es sencilla. Durante el 2012, un comité multidisciplinario se reunió todos los martes a evaluar libros editados para niños y jóvenes que llegaban de distintas editoriales de Hispanoamérica. Los postulados, que este año fueron noventa libros sumando ambas categorías, son leídos por un jurado especializado que elige, en el área infantil, cinco libros originales y cinco traducciones; otro jurado que escoge tres y tres en el caso juvenil; y los bibliotecarios que se encargan de leer la muestra infantil para elegir Los tres imprescindibles de la Biblioteca. Todas estas categorías también tienen sus respectivas menciones especiales.


Este año, Cybele Peña, María Angélica Barreto, Cynthia Bustillos, Luis Chavarri y Mario Giménez se encargaron de elegir los ganadores en la categoría infantil, dejando en evidencia una muestra surtida, curiosa, de historias divertidas, pero también tiernas y reflexivas sobre temas como la guerra, la soledad, la muerte o incluso la presencia de Dios. En muchas de estas historias la aparición de los animales sorprendió, manifestándose como grandes personajes que tenían la última palabra. Son libros álbumes, abecedarios, novelas, libros informativos y objetos que revelan secretos en la oscuridad, los que muestran las novedades de autores e ilustradores fundamentales como Isol, María Teresa Andruetto, Oliver Jeffers, Tomi Ungerer y Jutta Richter. Lamentablemente títulos de David Wiesner como la edición en español de Martes o su reciente libro Art & Max quedaron por fuera de este cuadro de honor. Por el contrario, se celebra con gran emoción las menciones que recibieron los libros venezolanos Imágenes de Santiago de León de Caracas publicado por Ekaré con la mención libro informativo; y Coco y Pío también de Ekaré junto a Ratón y vampiropublicado por Lugar Común como libros entrañables.


Los Bibliotecarios de las Salas Infantiles de la Red de Bibliotecas Públicas eligieron tres títulos diferentes en sus imprescindibles, enfocando su selección en las necesidades de sus salas de lectura. Dando como única coincidencia, la mención que otorgaron a uno de los libros ganadores originales de la selección infantil, El libro que se muere de Ricardo Chávez Castañeda e ilustrado por Carlos Vélez Aguilera, editado por Grupo Editorial Norma, una novela de 256 páginas que profundiza sobre el tema de la muerte.


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Por su lado, el jurado de libros juveniles conformado por María Elena Repiso, Isabella Saturno, Fulvio Quintana y Freddy Goncalves, aplaudió la calidad y complejidad de los temas en esta selección, ante todo por la gran presencia del mercado latinoamericano dentro de la muestra. Su cuadro original incluye el rescate que hiciera la editorial venezolana Camelia con  Dibujos a máquina de Rafael Cadenas, publicado originalmente en la revista CAL. La novela Palabras envenenadas de Maite Carranza, también merecedora en el 2011 del Premio Nacional de Literatura Juvenil de España, por denunciar el tema del abuso sexual en jóvenes; y Fiestas de agua: sones y leyendas de Tixtla de Ediciones El Naranjo, que acaba de recibir la mención nuevos horizontes en la feria de Bolonia de este año. Las reseñas de los títulos premiados, se pueden encontrar en la página web del Banco del Libro y en su boletín digital, donde encontrarán ganadores, postulados y también recomendados por el comité de evaluación durante el 2012.


El Banco del Libro invita a la independencia lectora y a la experiencia literaria del niño y del adolescente desde el respeto. A pesar de que la distribución de estos libros es difícil o costosa en Venezuela, esta institución busca adentrarnos en el laberinto de posibilidades, dándonos la oportunidad de acercarnos a los libros, descubrirlos y entender que la literatura infantil y juvenil es mucho más que moralejas. No en vano, desde hace treinta y tres años, este reconocimiento significa un impulso para las editoriales de distintos países, a quienes se les destaca su trabajo, mística y dedicación en el mercado de la literatura infantil y juvenil.


*esta publicación originalmente formó parte de una colaboración semanal que PezLinterna hizo para la revista Prodavinci en los años 2013-2014.

**Escrito a cuatro manos entre Isadoro Saturno y Freddy Gonçalves Da Silva.

 
 

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Jimmy es fanático de Muhammad Alí. Boxea como pocos, aprendió de viejos artículos de prensa, de los libros y del señor Apolinar. Jimmy, sin zapatos pero con lentes, contagia a su pueblo del arte por pelear. Suena violento para los niños, pero no, Jimmy pelea por el respeto y la dignidad. Y también por un gimnasio y una biblioteca. Un pueblo de la costa colombiana es el telón de fondo para ¡Jimmy, el más grande! (2010), un libro álbum infantil escrito por Jairo Buitrago e ilustrado por Rafael Yockteng -o visceversa-. Es que en el álbum, la construcción de la ficción va de la mano con el diálogo: el texto y la imagen siempre conversan, pero sobre todo cuentan. Hay una idea, un storyboard y un experimento para que se transforme, como diría el autor Uri Shulevitz: “en una experiencia teatral: directa, inmediata, activa y conmovedora”. Buitrago y Yockteng dominan esta materia, aunque el primero sea más bien fanático del cine y de Buñuel.

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En cada uno de los cinco libros que han editado juntos, autor e ilustrador, dan pie a la construcción de un imaginario propio a dos voces. Esto no quiere decir que no puedan ser independientes, que lo son: Buitrago escribió El señor L.Fante (2006) y Días de rock de garaje(2012), por citar sólo algunos. Yockteng ilustró, entre muchos otros, Mi mascota de Yolanda Reyes o Entre gustos, hay amores de la autora venezolana Sashenka García publicado por Ediciones B. Tampoco es la norma que autor e ilustrador se concilien, conversen, en busca de un único mensaje. A veces ni se conocen, y para eso está el rol fundamental del editor. Pero este no es el caso. El revuelo de esta dupla nace en el 2007 cuando ganan el premio “A la orilla del viento” que otorga Fondo de Cultura Económica, con el libro Camino a casa.


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Una niña le pide a un león pasear por el centro de la ciudad, esta espeluznante pero divertida experiencia conduce al lector a múltiples posibilidades visuales donde el miedo controla todos los espacios alternativos de este recorrido: los hombres se desmayan, las mujeres gritan, en la tienda no cobran, y alguno que otro niño los mira con admiración; tal vez porque la infancia es mucho más valiente. Tampoco es cualquier paseo, la niña no quiere quedarse dormida, debe recoger a su hermano, hacer los deberes, cocinar para mamá que llega tarde del trabajo. Las responsabilidades ajenas a su edad obligan a esta niña a transitar las zonas de una ciudad hostil, humilde, y plagada de historias que no se cuentan. Esos espacios en silencio le susurran al lector sobre esa gente que desaparece. Es un libro para Colombia, de donde pertenecen sus creadores (aunque Yockteng naciera en Perú), pero también es una realidad argentina, chilena, uruguaya. Los desaparecidos, lamentablemente, son un lugar común en nuestra identidad latinoamericana. Y la infancia no es ajena a esos temas. Este conmovedor libro, no solo fue galardonado por Los mejores del Banco del libro en el 2010, sino que pertenece a la lista de Honor IBBY, dándoles el justo reconocimiento a esta curiosa pareja.


El primer día (2010), un libro ilustrado que versa de una ficción histórica en la época de la independencia en Colombia, junto a Emiliano (2007) y Eloisa y los bichos(2010), componen  la obra en conjunto de estos dos creativos, paradigmas en la actual literatura infantil latinoamericana. Abordan realidades de la infancia que dentro de lo local, se acurrucan en el nido de lo universal. Eloísa y los bichos, editada por Babel en Colombia, es ahora traducida al inglés y al japonés. ¿Quién no se ha sentido como un bicho raro alguna vez? Eloísa, una niña humana que se muda a la ciudad, está rodeada de mariposas, grillos, cucarachas, y se aísla.


Un álbum que cuenta sobre la experiencia de emigrar y  transformarse: de adaptarse. Su actual visita a Venezuela patrocinada por IBBY y el Banco del libro, nos permite acercarnos a su trabajo y reflexionar sobre la identidad y su renovadora mirada de la infancia. Si buscan conocer a esta dupla que supo mezclar dos discursos para crear libros que reflejan inquietudes propias de los niños, están cordialmente invitados a asistir al encuentro que ofrecerán en la Ludoteca de Los Palos Grandes de 1:00 a 3:00 pm, el día de hoy, miércoles 10 de marzo. Yockteng y Buitrago hablarán de cómo boxean juntos en el mundo de los libros infantiles.


*esta publicación originalmente formó parte de una colaboración semanal que PezLinterna hizo para la revista Prodavinci en el año 2014.

**Escrito a cuatro manos entre Isadoro Saturno y Freddy Gonçalves Da Silva.

 
 
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Cultura, libros, infancia y adolescencia

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ilustración de las jornadas @Miguel Pang

ilustración a la izquierda @Juan Camilo Mayorga

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