Actualizado: 21 mar
Gómez
Lucía Gómez Meca
Concepto, diseño y edición: Koln Studio
Edición de textos: Jorge Cascante
Muchas imágenes fueron realizadas por Ricardo Peñafiel Echarri
Photographic social vision & Phree, 2019
Juanjo: ¿Sí? Lucía: Hola, soy Lucía.
Así comienza una llamada telefónica del 2014, la primera que se reproduce dentro del libro. Y sí, parece simple, apenas un diálogo de principiantes; sin embargo este es el registro de una de las tantas conversaciones entre ellos dos. ¿Quiénes son Lucía y Juanjo? Basta con darle forma a esas personas, para que toda naturalidad o simpleza cambie a una tensión más incómoda. Lucía es la hija, Juanjo es su padre ausente. A esta llamada, el lector le puede sumar: 103 fotogramas de video, 29 fotografías de la autora, 9 del archivo familiar, 2 libretas escaneadas y 19 comunicaciones en las que se encuentran otras llamadas, correos electrónicos, mensajes de Whatsapp y algún audio al que el lector aparentemente no puede acceder; todo esto almacenado en una carpeta de computador llamada Gómez.
Este libro nos comparte los archivos íntimos de esa carpeta que se hacen físicos y se ordenan desde la narrativa de una búsqueda personal. No se trata de develar la identidad de Juan José Gómez, sino de recorrer todas las formas de búsqueda en las que Lucía se pregunta: ¿Quién es papá? No es una pregunta que surge de la nada. Sólo basta con abrir las guardas del libro para ver la foto en blanco y negro, donde el padre carga a su hija muy pequeña, y en la que parece interpretarse un vínculo que trasciende a la imagen. Eso motiva la investigación de la hija, que no sólo recoge la huella digital de su padre, sino que la conduce a inventarse otras identidades para invadir su cotidianidad. Ese ejercicio de observación llevaba a Lucía de vuelta a Ajo, lugar donde habitaba Juanjo en Cantabria. Durante tres años, esperó comprender no sólo la figura del padre, sino el vínculo que los une más allá de lo biológico.
"Todo ese material lo considero inocente, infantil y necesario. Plantea preguntas y obtiene pasado y presente, sentándolos cara a cara, como a ti y a mí. Un cara a cara de rastros biológicos, similares pero diferentes, adultos. Curiosamente nos necesitamos de vez en cuando para saber el uno del otro y seguir avanzando".
Este proyecto formó parte de una exposición fotográfica que se llevó al formato libro en 2019. Tanto la exposición como el libro, posibilita distintos campos de exploración al espectador o al lector. En primer lugar, el ejercicio de configuración del padre. Si bien hay intercambios de mensajes y llamadas, en la que podemos leer la interacción de la hija con su progenitor, se pierde el hilo objetivo cuando la narrativa se construye solo desde la necesidad de la hija por encontrarse con él. Lo que nos lleva idealmente al punto dos: la responsabilidad del padre como figura ausente. Existe una urgencia por parte de la hija de darle forma a este sujeto, de construirle una identidad, porque la nulidad de ese vínculo implica un bloqueo personal para ella. Esta búsqueda, en principio, parece un juego infantil. Se inventa otros personajes para pasear y entender el mundo cotidiano de Juanjo. Lucía "juega" para poder cruzar la frontera hacia lo adulto y tratar de confrontar al padre sin la sensación desigual de una relación de poder. Es prácticamente una decisión ética. Ella renuncia a su búsqueda egoísta para entender la nueva forma de vida de él. No es sólo su padre, es otra persona, igual a ella, con sus buenas o malas decisiones. Son dos adultos.
Ahora bien, sin el vínculo familiar de por medio, ¿esto es éticamente aceptable?, ¿la búsqueda de ella no está afectando a la intimidad de este hombre? Es allí donde radica la fuerza de esta exploración. Basta con leer las páginas en blanco como bloques de silencio, ver cómo las llamadas perdidas de Juanjo generan espacios de desencuentro. Se puede leer entre silencios, una culpa implícita por parte de Juanjo, quien no es capaz de volver a desaparecer. Eso agudiza la constante sensación de ella por querer entender el abandono. Lo que no se dice solo alimenta la torpeza de su comunicación. Duele porque nada es directo, todo son conjeturas. ¿Quién es papá?, ¿quién es Juanjo? Pero aún peor, ¿por qué papá no quiere saber quién es su hija?, ¿quién es Lucía?
Es un ejercicio profundamente vulnerable en el que la artista/narradora/protagonista conecta con su lado infantil y se aprovecha del arte para darle sentido a una investigación que, en principio, parecía estéril. Lucía apenas tiene rastros de su parecido con el padre, de algún recuerdo bondadoso que él tenía con ella cuando era bebé; y solo queda el silencio o la incomodidad. ¿La familia lo puede realmente todo o es más un asunto de humanidad? En ese sentido, más que una obsesión, su búsqueda se transforma en un ejercicio de desbloqueo personal.
No tuve la oportunidad de asistir a la exposición de este proyecto; pero como libro, Lucía Gómez Meca, consigue hacer una cuidadosa y curiosa edición de 360 páginas, en donde se recrea la sensación de exploración de archivos digitales. Solo que no expone el lector al caos, sino a su propia narrativa del recorrido, búsqueda y desencuentros con el padre. La sensación del "juego" se mantiene. Este libro arte empieza en la incertidumbre, con imágenes confusas, y poco a poco, va sembrando datos textuales, registros de su comunicación, que permiten darle un sentido secuencial y emotivo a este vínculo roto.
Incluido en nuestra propuesta de Lo leído en 2023.
Conejo maldito
Bora Chung
Traduce: Álvaro Trigo Maldonado
Alpha Decay, 2023
Si alguien posee ESA llamativa lámpara en forma de conejo, es probable que su vida caiga en desgracia. Cuidado, que no es lo mismo tenerla que crearla. Se dice que nadie puede crear objetos malditos ni para uso personal ni para la venta. Pero ese conejo se salta la norma, es una lámpara bella y todo "objeto que va a contener una maldición, debe ser hermoso".
Este conejo no es la única amenaza de este libro, también está una cabeza que sale de un inodoro (un Skibidi toilet demasiado realista); un robot al que su nueva dueña, solitaria y enamorada, le traspasa todos los datos sentimentales de un modelo ya obsoleto; un zorro con sangre de oro que condiciona la vida de un ser avaricioso (y la de sus hijos); y unas pastillas anticonceptivas que son capaces de dejar embarazada a una mujer soltera. En los otros relatos hay también fantasmas, monstruos mitológicos, barcos dorados en el desierto, mujeres separadas que se hunden lentamente (en el sentido literal y metafórico).
Desconcertantes y directos, estos relatos atrapan al lector de forma violenta. Su forma de narrar incita a develar las incógnitas en las tramas que se desarrollan. Es un libro que coquetea con la mitología, la ciencia ficción, el terror y el absurdo de lo contemporáneo. Además, siempre matizado, por figuras femeninas que habitan en el horror desde unas convenciones sociales desafortunadas.
Pone el dedo en la llaga sobre lo difícil que es para una mujer cohabitar en estos géneros literarios convencionales. El problema no es tanto quedarse embarazada con una pastilla anticonceptiva, es que sin la figura de un hombre al lado, el bebé no tendrá forma. O que una mujer procure cuidar a su familia de una cabeza de excrementos, sino que toda esa mierda habita en ella, silente, dispuesta a pasarle factura por toda esa entrega.
Si bien los relatos son bastante inquietantes, transitan muy bien por diversos géneros. A los jóvenes con más de quince les atraparía.
En 2017, la autora coreana Bora Chung publicó este libro de diez relatos, cuya edición inglesa fue finalista del Booker Prize. La edición en español es de Alpha Decay, traducida en 2023 por Álvaro Trigo.
Actualizado: 21 mar
La canción del cuco
Frances Hardinge
Traduce: Celia Filipetto
Traduce al catalán: Xavier Pàmies
Bambú, 2018
Al despertar del accidente en una charca, la joven Triss debe lidiar con los secretos de sus padres, la desconfianza de su hermana Pen y una extraña voz en su cabeza que busca poner orden a esa realidad que desconoce. Porque Triss ya no es la misma. Durante su recuperación, tiene un apetito voraz (capaz de comerse manzanas podridas o muñecas), se encuentra rodeada de barro y hojas secas, y sus lágrimas tienen forma de telarañas. Eso le asusta.
“Theresa. Soy Theresa. Cierto, lo sabía, pero lo sonaba como una simple palabra. No parecía entender qué significaba. Soy Triss. Ese nombre era algo más natural, como un libro que cae en una página muy vista.”
A medida que va retomando su vida ordinaria, Theressa comienza a transitar por distintas formas de ser nombrada: Triss, Notriss, Trista; busca la manera de reacomodarse en un sistema que está en caos. No sólo por la extrañeza que rodea a la familia desde el incidente en la charca, ni por un mundo desconocido de seres mágicos que buscan subsistir a la tragedia humana desde las periferias; sino por las consecuencias de la postguerra en el complejo orden social. ¿Quiénes somos después del trauma?
En la familia de la protagonista se aferran al dolor que les ocasionó la pérdida de su hijo mayor, Sebastián, muerto en combate. No les ayuda el hecho de que siempre reciban, en bucle, una carta desde el campo de batalla. Esa es una de las formas con la que los padres mantienen "vivo" su recuerdo, tras estrechar un peligroso vínculo con el Arquitecto, un macabro personaje con poderes que trascienden a la razón.
Pen, la hija menor, observa con recelo cada uno de los hechos. Está a la defensiva con la cotidianidad. Ese ejercicio de desconfianza constante la lleva a entender, antes que cualquiera, cómo las incógnitas de estos acontecimientos pueden acabar en un verdadero desastre. Sin embargo, será solo su vulnerabilidad, lo que la conduzca a la acción.
"¡Y las mujeres! Antes seguían por el caminito que les habían marcado y no pisaban la hierba. Pero las que durante la guerra trabajaron en las granjas y las fábricas ahora le han tomado el gusto a llevar las riendas de sus vidas."
En esta novela fantástica, esa no es la única metáfora alrededor del duelo. También está la historia de Violeta, un personaje poderoso, valiente, inspirado en la abuela de la autora. Ella era la novia de Sebastián y vive literalmente atrapada en el instante de su muerte, bajo el frío de la nieve que caía sobre su cadáver. La diferencia entre Violeta y la familia de Triss, es que ella solo quiere cerrar el ciclo para poder avanzar y vivir a plenitud, viajando con su moto.
La aparición de Violeta en la búsqueda de Triss es un impulso, que traduce la esperanza en segundas oportunidades. De esa forma, Pen junto a su hermana, logran liberarse de la sobreprotección de su padre para tratar de revelar el vínculo que existe entre el incidente de la charca con el macabro pacto que tienen con el Arquitecto. Juntas construyen un camino complejo para despejar la identidad. Enfrentan el desconcierto, superan el miedo y se unen a una vertiginosa aventura para descubrir las verdades de esa enigmática nueva realidad.
Tampoco les queda otro remedio, en siete días Triss volverá a desaparecer.
"La guerra pertenecía a la humanidad, a nadie más (...) La guerra destrozó la fe. Todo tipo de fe. Antes de la guerra, todo el mundo ocupaba un peldaño en la escalera y no se fijaba demasiado en el de arriba o el de abajo. Pero ¿ahora? Los de arriba y los de abajo murieron juntos en los Campos de Flandes. Y tendidos bocabajo en el barro no habían diferencias."
Se trata de una novela fantástica escrita para jóvenes. Inquietante pero también llena de aventuras. Si estás desprevenido, puede que te lleves algún susto. Muy bien hilada. Con muchas capas de exploración en cuanto al orden del mundo humano y una posibilidad de realidad mágica tras la primera guerra mundial. Tiene buen ritmo, buena traducción y personajes entrañables. En 2019 recibió el Premi Llibreter de literatura infantil y juvenil que entrega el Gremi de Llibreters de Barcelona i de Catalunya.
Sin duda, una de las mejores novelas de Frances Hardinge.
NOTA EN FEBRERO 2024:
Leímos esta novela en el club de lectura juvenil de la Biblioteca Pilarín Bayès en Vic (Barcelona), y la mayoría coincidió en detener la lectura en el mismo capítulo. Les daba miedo cómo avanzaba la historia. Era alrededor de la mitad del libro. Analizamos las razones y lo relacionamos con la forma en que les perturbaba la voz interna de la protagonista. Esa voz en su cabeza que trataba de darle nombre a quien era. Muy bien construida en la narración, y cómo se articulaba dentro de la historia. Evidentemente, les daba temor que esa verdad sobre quién era ella fuera mucho más traumática de lo que parecía ser. ¿Quién es Triss? No parece una pregunta que asuste, pero ya veremos que ocurre cuando terminen el libro. El miedo en compañía se pasa más rápido.