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En 2023, edité junto a la Universidad del Rosario en Colombia, el libro Los jóvenes tienen voz: por un diálogo ciudadano entre generaciones. Más que un libro, esta recopilación de textos teóricos es un ejercicio de reflexión alrededor del concepto de juventud a nivel social, cultural y político en Latinoamérica. La lectura de este libro propone un diálogo intergeneracional entre académicos especializados y otros investigadores jóvenes en formación que navegan a través de la crítica, el pensamiento historicista, el análisis sociológico, la literatura y la crónica. Se busca analizar este concepto desde distintas variantes, poniendo el foco en territorio latinoamericano y en las universidades. Catorces textos inéditos se intercalan con seis entrevistas a jóvenes innovadores del continente. Una pieza en construcción de nuestra historia que busca explorar las voces jóvenes, con sentido ciudadano, en esta conversación que también les pertenece.


Me emociona, en lo personal, que uno de los ensayos que forman parte del libro, es un ejercicio crítico sobre el fanzine en América latina escrito por Jaime Yáñez y Valerie Weilheim, dos de los jóvenes que forman parte original de la creación de PezLinterna. Espacio que además se ganaron por mérito propio, tras una ardua evaluación externa que hacen otros especialistas académicos antes de la publicación final del libro.


La idea siempre fue provocar este diálogo entre distintas generaciones pero desde la rigurosidad académica. Lo que nos permite observar las diferentes formas de narrar a los jóvenes como sujetos. Y también de poner en valor la educación universitaria como un posible agente transformador. Por lo tanto, no se trata de un libro definitivo, al contrario, es una obra incompleta. Esta compilación es una pieza en construcción de nuestra historia. A partir del momento que se publica, su esencia es el tránsito. Es por esa razón que, en esta entrada, les comparto el texto introductorio ¿Qué aspiran los jóvenes en la actualidad? (pp. 15-21). Lo escribí para explicar los objetivos, el índice y la estructura del libro. Con estas voces, esperamos que se abran nuevas oportunidades para reflexionar académicamente sobre la juventud contemporánea fuera de la nostalgia y más allá del adultocentrismo.




¿Qué aspiran los jóvenes en la actualidad?, es una pregunta que se devanea entre lo genérico y lo relevante. Existen constantes trabajos de investigación que aspiran traducir el código de este grupo de personas, enmarcados en una frontera de edad específica: de 18 a 31 años. No sólo viendo la edad como un factor biológico de tránsito a la madurez, sino como ejercicio de la experiencia, de la comprensión del mundo adulto y del compromiso ciudadano. Es por eso que cada generación propone una idea conceptual de joven, con la que pretende abarcar también sus necesidades como ser social y cultural. Por ejemplo, en 1883, el barón alemán Colmar von der Goltz terminó de escribir un libro titulado La nación en armas. Muchas de sus reflexiones, ligadas al nacionalismo, invitan a pensar en la estrecha relación de los jóvenes con el mundo militar. Resalta la importancia del joven como parte de la maquinaria de la guerra por sus cualidades: “El enigma que su curiosidad aspira a resolver aparece todavía ante ellos como un libro cerrado. Suben la colina sin percibir lo abrupto del precipicio del otro lado. Su amor por la aventura eleva su entusiasmo por la batalla. «La fortaleza de una nación reside en su juventud”» (2018: 21)[1] Es decir, una de las primeras consideraciones en la que se tuvo a este grupo social, fue vinculándolos con la guerra.


            De manera paralela, también en Europa se reflexionaba sobre la importancia de la educación en los niños. No en vano, en 1880, se decreta la ley de escolarización que condujo una nueva disposición social en las familias. Los niños debían alfabetizarse, y los individuos mayores de edad serían responsables de la carga familiar. Cumplirían ciertos oficios, recibiendo un salario que les daba la posibilidad de independizarse económicamente. Fue así como los jóvenes comenzaron a ser conscientes de un gasto que antes no consideraban: el del ocio. Dentro de esa categoría las revistas, los juegos de azar y el cómic comenzaron a formar parte de sus necesidades. De ese modo, vino la psicología, la literatura, la sociología y en cada ámbito, en cada etapa de la historia, los jóvenes comenzaban a conceptualizarse como grupo etario y factor generacional. En ese sentido, la idea europea y anglosajona del joven como motor de guerras, impulsador de un sistema adulto, terminó dando por respuesta un  final del siglo XX cargado de profundo desencanto social. En este sentido, la educación como un derecho igualitario, se reforzaba como una alternativa para mantener a flote las próximas generaciones dentro de la sociedad.  


            Más de un siglo después, en 2011, la alemana Meredith Haaf, escribe un texto ensayístico sobre la juventud de su generación, el título en español es Dejad de lloriquear[2]. Se trata de un recorrido poco complaciente a través de la relación que los jóvenes estaban teniendo con el mundo al inicio del siglo XXI. Estos individuos que se habían sometido a un constante cambio de códigos discursivos y sociales, obligándose a un proceso de adaptación inagotable. La generación de los millennials que según los antropólogos abarca del año 1980 al 2000, fue la abanderada de la frustración. Habían sido educados para un mundo que se hizo obsoleto, enfrentándose a la actualización de las herramientas electrónicas cotidianas (teléfonos, reproductores de música), a cambios ideológicos de ciertos gobiernos, el impacto cultural de la caída de las torres gemelas en Estados Unidos y el inicio de la era virtual.


            En este libro, Haaf anuncia que probablemente el problema radica en que los jóvenes millennials “muy pocas veces percibimos los acontecimientos políticos como experiencias”. Pone como ejemplo que, si hubiera caído el muro de Berlín en la actualidad, más serían las personas grabando el evento con sus móviles que viviendo el momento. Evidentemente habla desde la posición en que el futuro implica crisis y no superación. Para este nuevo adulto y, por lo tanto, para la infancia de una parte de la generación z que empieza en el 2000, los constructos educativos de la academia y los adultos estaban puestos en duda. Estudiar, aparentemente, no te hace profesional, o ser profesional no te garantiza que tus conocimientos dejen de ser útiles en el futuro y, mucho menos, garantizan que vayas a tener una vida digna. Eso los obligó a aprender a ser pragmáticos, lo que mermó la relación con el otro y el mundo. ¿Qué pasa entonces con la generación actual?


            En 2019, Alesandro Barrico, publica el libro The Game[3] en donde reflexiona sobre la relación del hombre con el mundo virtual. Explora el impacto que las redes sociales y otras formas de dinamización han tenido en la relación del ser humano. La generación z, nacida a partir entre los años 2000 y 2010, se formó consciente de la tecnología, apropiándose de ella, y adaptándolas a su forma de ver el mundo. Es decir, la relación con los productos y los servicios, cambió de forma radical. La fácil y natural relación con los dispositivos móviles, amplío las mejoras en cuanto a movilidad e inmediatez. También los expuso a un mundo distinto, poco propenso a la crítica, transformando la idea de lectura, educación, sociedad, afectividad.


            Esta mirada genérica, suele trasladarse desde occidente al resto del mundo, arropando la idea de los jóvenes como un patrón sin esencia. No se toma en consideración los entornos de estos individuos, la diversidad de sus realidades, el impacto transformador de la educación como detonante social y aislante de la idea masificadora de las sociedades. Entonces, ¿qué tan útil es el término generación?, ¿realmente sirve de escala para comprender la evolución de cara al futuro? Latinoamérica siempre se ha confrontado a una idea del joven heredada de Occidente, contrarrestando su propia identidad personal, esa que les toca construir a partir de las dificultades de un sistema complejo, desbalanceado, caótico, ideológicamente variante, y culturalmente enriquecido.


            En 2020, en Colombia, la Universidad del Rosario contó con el apoyo de la firma encuestadora Cifras y Conceptos, para llevar a cabo diversas encuestas a nivel nacional dirigida a los jóvenes entre 18 y 32 años. Con la intención de comprender el impacto social que tuvo, no sólo la pandemia del COVID-19, sino los diversos movimientos sociales y políticos que estaban ocurriendo dentro del marco histórico contemporáneo en el país. La pregunta ¿qué aspiran los jóvenes en la actualidad? dejó de ser una idea retórica para ser una variante. A partir de este proceso de investigación, nace la idea de este libro, que buscaba atender a la pregunta a través del diálogo centrado en Hispanoamérica.


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            En primer lugar, proponemos un arqueo histórico en donde no sólo se traslada el concepto "juventud" visto desde Latinoamérica, sino en cómo las variantes históricas, sociales y educativas fueron un importante motor de transformación en la idea arquetípica del joven para las naciones. Iniciamos esta primera parte del libro titulada generaciones transformadoras, del siglo XVIII al XX, con la historia de Colombia como epicentro, en el que los catedráticos Sebastián Ariza, Rodrigo de J. García Estrada, Diana Gómez Navas, Carlos Andrés Charry, hicieron un arqueo sobre la transformación de la idea de la juventud, fácilmente trasladables a realidades vecinas dentro del continente.


            Posteriormente, llegados el siglo XXI, damos paso a la segunda parte del libro que recoge trayectorias vitales, formativas y comprometidas en la actualidad. Para esta parte reunimos las voces colombianas de Nathalia Urbano, Claudia M. Diaz Ríos, Javier F. Galindo Bohorquez, Alba Lucía Cruz, Ángela Cristina Pinto Quijano, David Caro y Emmanuel Quiroga quienes, hacia el final, se mezclan con la de Bruno Souza y Felipe Costa, autores de Brasil, quienes ayudan a matizar el concepto de jóvenes dentro de un continente tan enriquecido en diversidad como el nuestro.


            Este detonante, abre paso a la tercera y última parte del libro: otros retos, otras representaciones en donde Sara Bertrand de Chile; Koro López de Uralde de España; y María Beatriz Medina, Samuel Díaz, Jaime Yáñez y Valerie Wielheim de Venezuela, analizan la propuesta conceptual de los jóvenes desde otros espacios, incluso con otras formas de narrar.


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            La lectura de este libro propone un diálogo entre académicos especializados y otros investigadores jóvenes en formación que navegan a través de la crítica, el pensamiento historicista, el análisis sociológico, la literatura y la crónica. Se busca analizar el concepto de juventud desde distintas variantes, en nuestro territorio y enmarcado en las necesidades de nuestros contextos.


            De la mano a esa misma necesidad estructural por entrecruzar formas narrativas, se han incluido entre los capítulos, seis entrevistas a jóvenes estudiantes y emprendedores: Catalina Sofía Sánchez Melo y Lënmec Tiller de Colombia; María Paula Altamirano Benítez de Ecuador; Lú Céspedes de Perú; Florencia Manolakis de Argentina y Pamela Escobar Vargas de México.[4] Cada uno de las voces de estos jóvenes enriquece el análisis de estos capítulos, con su reflexión en primera persona, enunciando su propia realidad y tomando conciencia de sus contextos. Algunos de los temas contemporáneos que suelen abordar son discidencia, feminismo, diversidad, virtualidad, compromiso social, herencia cultural, desarrollo socioeconómico, ambientalismo y, uno de los más imperativos, el derecho a la educación universitaria. Este es, sin duda alguna, uno de los grandes pilares sobre los que se construye la narrativa de este libro: la educación como posibilidad para el cambio.


            Quizás no haya una respuesta concreta alrededor de las aspiraciones de los jóvenes contemporáneos, pues cada una de ellas se construye a partir de sus identidades individuales; lo que sí pretende este libro es proponer una reflexión intergeneracional, la invitación abierta al debate, al diálogo, en donde jóvenes y adultos estén dispuestos a proponer como sujetos transformadores del cambio y no como un mero ejemplo de sus generaciones. Leernos, sin brechas, para entendernos como una sociedad justa e igualitaria, necesitada de un sistema educativo sólido y con las mismas posibilidades profesionales para todos, que sirva de motor para el tránsito que supone ser, más que un adulto, un ciudadano.


[1] Savage, Jon. Teenage: la invención de la juventud 1875-1945. Madrid: Desperta Ferro Ediciones, 2018

[2] Haaf, Meredith. Dejad de lloriquear: sobre una generación y sus problema susperfluos. Barcelona: Alpha Decay, 2012.

[3] Baricco, Alessandro. The Game. España: Anagrama, 2018

[4] Reconocemos que existe la ausencia de voces de Centroamérica. Debido a los tiempos de edición del libro, no se pudieron concretar algunas de las propuestas consultadas.



Para los lectores en Colombia, puedes adquirir el libro físico en la web de la editorial. En otros países se puede adquirir el ebook en Play StoreApple Store y otras plataformas.



Si tienes más curiosidad acerca del libro, les compartimos las siguientes entrevistas que hice para el podcast chileno La biblioteca de noche, y para el programa Las voces del libro que forma parte de la editorial. Al final, pueden encontrar una de las cuatro presentaciones que llevamos a cabo en ferias y librerías. En este caso, en la librería Lerner de Bogotá, donde conversaron Maité Dautant y Carlos Andrés Charry, uno de los autores del libro.







 
 

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Pedro miente. Dice que está enfermo para no ir a la escuela. Sin embargo su pequeña mentira pasará inadvertida cuando, en esa misma mañana, se encuentre con un leño que habla. Corrección: se trata de un Paloñeco, con identidad propia, que afirma haber sido antes un hueso. Quizás toca iniciar el relato con la tradicional pregunta del huevo y la gallina: ¿fue primero leño o hueso de ciruelo?. O para ir más al grano -o a la semilla-, ¿cuándo realmente ese ser de madera fue un Paloñeco? Bajo esta premisa, inicia una rocambolesca aventura en la que progresivamente este leño, charlatán y desenfadado, cuenta su atribulado tránsito a través de los distintos materiales: Hueso, Ciruelo, Leño, Paloñeco.


Si nos detenemos en el origen creativo del libro, también nos encontramos con una metamorfosis progresiva. Su ilustrador, Chrudoš Valoušek, reveló en algunas entrevistas que la inspiración original de Paloñeco fue Pinocho de Carlo Collodi. El editor e ilustrador eslovaco Juraj Horváth fue hasta Italia en busca de los derechos del libro para publicarlo en su editorial con las ilustraciones de Valoušek. Como no consiguió los derechos , se reunió con el historietista y guionista de cine Vojtěch Mašek, para sacar adelante una idea diferente del libro (esto cuenta el ilustrador en sus entrevistas, estamos corroborando con el editor qué ocurrió puesto que los derechos de Pinocho son de libre uso). En esta reunión, los tres encontraron la manera de contar una versión libre de un muñeco de madera humanizado. Para este proceso, se apartaron de la idea de un muñeco que transita hacia la infancia a través de un camino que lo dirige a la "virtud". Al contrario, el personaje de Paloñeco no busca trascender ni dar lecciones morales, sino que se resigna a contar el origen de sus distintas formas y comprender cómo su esencia material genera las distintas peripecias.


En el capítulo seis ocurre un debate lógico entre Pedro y el leño, puesto que la historia se quiebra narrativamente en múltiples posibilidades (o personalidades). Es el momento donde el árbol que nace del hueso de la ciruela, termina hecho pedazos por los cinco tipos con hachas. En ese sentido Paloñeco no es sólo un leño, es muchos leños. Esa reflexión de tintes filosóficos, solo busca quebrar el sentido literal de lo que este narrador oral de madera cuenta. Si en los primeros seis capítulos de veinte, cuenta que es hueso y ciruelo, ¿cómo se llega al instante en el que no es sólo un leño? Son muchos leños, al menos diez. La identidad del personaje se vuelve prácticamente vulgar. No se trata de un personaje especial, sino del parte de un todo. Su historia es tan vulnerable y efímera como la inexistente enfermedad de Pedro. En ese sentido, no es un personaje al que le crece la nariz, sino que confronta desde el mismo lugar, del que inventa, a ese otro niño que usó una excusa para no asistir al colegio. No hay una lección moral, sino un reto de ficción. No hay solo un Pedro ni un Paloñeco, hay nueve leños más como muchos otros niños existirán creando sus propias ficciones.


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Valoušek, Mašek y Horváth dejaron de lado las múltiples capas de exploración del clásico de Collodi, para centrarse en contar una historia humorística. Paloñeco usa la oralidad como voz narrativa. La historia se construye a partir del diálogo, a ratos absurdo, entre un niño incrédulo que mintió y un leño que puede estar inventando su propio periplo.


La mayoría de los acontecimientos que narra Paloñeco, toscamente y sobre la marcha, no dejan de formar parte del ideario cotidiano. Es decir, hay árboles que crecen, insectos que carcomen, niños caprichosos, madres complacientes, perros inquietos, gatos incrédulos, niñas creativas, juguetes mecánicos, parejas aventureras. Paloñeco narra esos engranajes de forma tan grandilocuente que más que mentiras, parecen solo exageraciones. El lector pacta con su delirante fantasía, porque desde el primer instante está instalado en la historia que narra un leño. Sus puntos de giro son tan afines a situaciones cotidianas de la infancia, que esos momentos absurdos cobran forma en la duda. No es hasta la llegada del cocodrilo, donde se evidencia que Paloñeco es dueño arbitrario de su historia.


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Ilustraciones de Enrico Mazzanti para "Storia di un Burattino" y "Le avventure di Pinocchio" , 1882-1883

Paloñeco no sólo transgrede a Pinocho desde la idea, sino también en la estructura. Pinocho originalmente se publicó en un folletín de prensa en 1883, por lo que cada capítulo pertenecía a una nueva publicación. En ese sentido, esas descripciones en los títulos de los capítulos trataban de dar sentido a lo que iban a leer. En el caso de Paloñeco, cada capítulo tiene un largo título que sirve de metatexto. El autor no sólo reseña lo que está por contarse sino que, algunas veces, carga de profunda ironía el recorrido que narra su protagonista. En ese sentido, la traducción al castellano de Daniel Ordóñez, imprime esa sensación directa del relato. Confronta al lector a la circunstancia, en esa compleja armazón del que debe traducir la narración una historia atribulada, sin saber cuál será su destino.


Capítulo seis, en el que llegan a la casa los nuevos propietarios y cinco tipos con hachas. ¡Y vuelven a pasar cosas!
Capítulo nueve, que es largo y en el que el leño por fin se convierte en Paloñeco.

En ese mundo de posibilidades narrativas, el ilustrador Chrudoš Valoušek también hizo su propio ejercicio creativo. Ante la propuesta original de ilustrar Pinocho, hizo su propio trabajo de investigación estética. No sólo exploró las ilustraciones originales de Enrico Mazzanti, sino que quiso buscar los libros que ilustró la checa Helena Zmatlíková, quien para la época era uno de los referentes más conocidos de la ilustración infantil en Europa del este. Su forma de representar la historia de Collodi, fue referencia para la infancia de esa región.


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Ilustraciones de Helena Zmatlíková, 1962

Encontrar, observar y analizar todas estas técnicas para representar a Pinocho, le permitió un campo amplio de inspiración. Fue por eso que, al tener la historia de Paloñeco, Valoušek se arriesgó a usar la técnica de la linografía. Quiso darle una identidad completamente distinta a través de unos grabados de gran formato. Las imágenes juegan con el uso de colores vivos, con mucha pigmentación, y que permite un contraste luminoso ante la luz natural, además de generar una sensación de textura en la ilustración. Cada doble página parece un cartel de gran formato. Aunque luego, las páginas que dialogan con el texto, abren paso al formato cómic. Las viñetas permiten una tercera posibilidad del texto narrativo. El lector primero se encuentra con el nombre del capítulo a manera de enunciado, continúa el hilo de la historia con el desparpajo y afabilidad del narrador, y termina observando una nueva interpretación de lo narrado en forma de historieta. El contenido de sus ilustraciones da otras dimensiones a lo absurdo del relato, aunque gráficamente parecen un ejercicio clásico de imprenta.


Para que estas formas encajen, se requiere de una conciencia absoluta de la narrativa gráfica, del diseño, del uso de la tipografía y el color. No en vano, el diseñador gráfico Jan Čumlivski le echó una mano para explorar la digitalización de su trabajo, aunque fue el editor Juraj Horváth quien finalmente hizo todo el seguimiento de los arreglos gráficos y del color.


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Boceto de Chrudoš Valoušek

Es cierto que Valoušek, antes de llevar sus ideas a la práctica artesanal, hace las ilustraciones en papel para poder componer espacios, personajes, organizar elementos y usar los colores. A la izquierda verán una de las ilustraciones que luego traslada a este grabado de abajo que forma parte del libro.




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Doble página del libro "Paloñeco, hueso, ciruelo, leño y otra vez Paloñeco, ilustrado por Chrudoš Valoušek

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Páginas del libro "Paloñeco..." versus boceto de su ilustrador Chrudoš Valoušek

La suma de elementos textuales, de diseño e imagen, condujo este libro a merecer diversos reconocimientos: el premio infantil checo más bello del año de su edición, la cinta de oro al logro artístico del año en su país, y ganador de mejor libro ficción en el Festival de Bologna del 2019. El jurado apuntó que era un "álbum psicodélico, pop, absurdo, cómico y satírico".


Basta con tenerlo entre las manos, con perderse en su historia, para entender la trascendencia del trabajo artesanal de este libro. Paloñeco, hueso, ciruelo, leño y otra vez Paloñeco es un deleite visual que rinde homenaje al formato libro y sus posibilidades.


Apuntes curiosos


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El escritor Vojtěch Mašek, es también escritor de guiones cinematográficos. Las dos últimas películas que escribió: Arvéd (2022) y Okupace (2021) recibieron el galardón Czech Lion que entrega la Academia de cine y televisión checa a mejor guión.


Además, Mašek estuvo nominado como mejor director por el film Arvéd y recibió el premio a mejor cartel de película del 2022, que realizó junto a Soňa Juríková, demostrando también su talento en el campo de la ilustración.



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Helena Zmatlíková, ilustradora de una de las ediciones de Pinocho que inspiró a Valoušek, fue bastante reconocida por su labor en el siglo XX. Tiene una amplísima obra de libros para niños y se dice que fue la mujer ilustradora que más vendió durante ese siglo. Su prestigio en Europa del Este era tal, que Google llegó a hacer un doodle en 2014, en homenaje a su obra. También trabajó en animación.




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Patinador en movimiento, Henri Matisse, 1932

La linografía es una técnica de grabado en relieve, cuyo material nació originalmente para el uso del revestimiento del suelo.


A principios del siglo XX, artistas del expresionismo alemán empezaron a experimentar con este tipo de material, resaltando casi siempre el uso del negro.


Si bien se le adjudica a Pablo Picasso en 1939, las primeras obras con uso de color en este tipo de grabados, ya Henri Matisse en 1932 había introducido el color en esta técnica. El acierto de Picasso fue explorar el uso de una misma plancha con distintos colores. Es decir, descubrió una técnica de relieves en la que imprimes con la plancha un color, y luego estampas otro color encima con la misma plancha, y así sucesivamente. Esto hace que cambie la plancha a cada color, y no puedas repetir el mismo grabado. A esa técnica se le llamó plancha perdida. Compartimos algunas obras significativas del linografía.


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En 2021 encontré en la ciudad de Granada, Nicaragua, una pequeña casa iluminada por ventanas intervenidas con óleo, y en cuyo interior habían muchos grabados vistiendo las paredes. Al asomarme salió Alicia Zamora Noguera, artista gráfica e ilustradora que encabeza el colectivo Tonatzin.


Me contó que este colectivo da continuidad al proyecto Arte, Mujeres y economía en la Red, en el que más de 21 mujeres jóvenes exploran los linograbados y la xilografía, usando como recurso la suela de zapatos. Ellas tienen edades entre 10 y 22 años y pertenecen tanto a barrios urbanos como a zonas semirurales. Con el trabajo de esta gráfica han podido exponer a nivel nacional e internacional, sorteando las diferentes crisis de los últimos años.


Me impresionaron los trabajos de autorretrato y la representación del entorno desde el ejercicio creativo. También pude ver algunos de los números de la revista Artefacto que fue bastante vanguardista en los noventa, no sólo como propuesta de contenido, sino como objeto. Alicia participó ilustrando en esa revista cuando tenía 16 años. La linografía sigue siendo una herramienta de exploración artística en diversas partes del mundo.




Otras páginas de Paloñeco


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Actualizado: 16 feb 2024

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"La memoria es una cuestión de escalas", escribió Miguel Ángel Hernández en su libro El dolor de los demás. Fue con esa cita que dimos comienzo a la cuarta temporada del podcast Ojos de perra azul. La usamos de provocación para que los jóvenes participantes del podcast indagaran y dimensionaran cuál era su relación con el mar. Hacer una especie de crónica colectiva desde lo personal. Esa era una de las intenciones de esta colaboración del Proyecto Mandarache con el Festival internacional de Literatura en Español (FILE).


La elección de esa cita tampoco fue casual. El inicio de temporada lo grabamos en directo junto al autor Miguel Ángel Hernández, quien arrancó contando que era de pueblo rural, y cómo eso ayudó a que la idea material del mar le agobiara. Lo hizo, a través de un recorrido muy honesto de su infancia y adultez, como si pensara en el mar y sus formas. En mi caso, aporté otro ejemplo. Les conté que mi mar era el Caribe, aunque vivía cerca del Cantábrico. Son experiencias distintas, que generan un carácter y una forma de estar diferentes. Sin embargo, los recuerdos de ambos nos dejaban en desventaja, porque la mayoría de los participantes de ese episodio bordeaban una parte del Mediterráneo. Participaban de las dinámicas de ese imaginario que, como lo califica Patricia Lara, "son dos fronteras que se miran, se hablan y se encuentran separadas por el agua". Aunque también había quien contrastaban la idea del Mar Menor como un espacio que se pierde, incluso por sobre la memoria. Entonces, pasamos de hablar de nuestros mares, para hablar de la idea del mar, de lo que simboliza, más allá de nuestra propia narrativa, porque como dijo Halima, una de las voces del podcast: "el mar no nos pertenece, nosotros le pertenecemos".


En esa idea de pertenencia, creo que toca hacer un paréntesis. Pues a veces asumimos que las cosas a las que pertenecemos, están sobre entendidas en nuestro entorno. Y no siempre es así. Es por eso que, a todas las personas lectoras del blog que no conozcan aún Ojos de perra azul, quiero explicarles de qué va.


Se trata de un podcast creado por jóvenes y Radio Mandarache. No es un podcast convencional, sino un espacio de reflexión colectiva alrededor de diversos temas vinculados con la literatura expandida y su relación con la juventud. Es también uno de mis espacios de encuentro favoritos, porque incomoda, reta y reconforta. Aquí no hay (como no debería existir en la conversación literaria) respuestas aprendidas ni fórmulas, es un constante aprender las unas de las otras. Estas conversaciones se generan a partir de encuentros previos, dirigidos por Alberto Soler y mi persona. Esa retadora doble mirada del mundo, enriquece demasiado las posibilidades de diálogo, aunque son las voces participantes del podcast quienes se adueñan absolutamente del tema. Lo hacen desde la libertad más absoluta, expresando sus certezas y contradicciones. Estas personas son Alejandro, Álvaro, Amelia, Candela, Elsa, Eva, Halima, Irene, Isa, Iván, Jean Pier, Lucía, Luna, Malcolm, Marina, Mario, Mercedes, Renato, Sara, Sofía y Sukaina; a quienes irán conociendo este año a partir de entrevistas que compartiremos en el blog.


A estos encuentros y audios que nacen a consecuencia de la reflexión, se les hace una curaduría, se les arma una narrativa en la que interviene Fito Conesa, director de arte y editor, quien construye una identidad sonora por episodio. Me atrevería a decir que se trata de un archivo estético de reflexión. O citando la propuesta original del podcast: "Un lugar de ensoñación y encuentro. Sinestesia, abstracción e intensidad adolescente sin pudor".


Ahora sí, cerramos este paréntesis para volver al mar. Para ser más específicos, a esas escalas de mares en los mapas a los que pertenecemos según Halima. Y es que si exploramos el recorrido de esta cuarta temporada, que apenas lleva solo dos programas, volvemos a coincidir con que el mar es un tema que nos ocupó en los últimos meses.


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Y es que el segundo episodio también fue grabado en directo, en compañía de Sebastián Santander del podcast chileno la La Biblioteca de noche. Solo que este iba acerca de las orillas, del destino, el viaje y esa posibilidad de encuentro. Se trataba de tres Cartagenas distintas, Chile, Colombia y España, compartiendo su lenguaje. En este caso, quienes participaron, fueron distintas personas, jóvenes y adultos del Proyecto Mandarache de los tres países se habían reunido en el Primer Congreso Orillas Mandarache. Muchas de las voces protagonistas del podcast cedieron el espacio a algunos de ellos, y otros visitantes, que formaban parte de esta experiencia absolutamente transformadora.


En ese sentido, si lo primero era pensar en el mar y lo segundo pensar en las orillas, solo quedaba nombrarse desde ambos espacios. Así como hizo Sylvia Plath quien lo personificó con la idea de que "el mar es un animal enorme y radiante". O Óscar Wilde, que estando preso escribió "siento un extraño deseo de estar en el mar, que para mí es una madre, tanto como es la tierra. Me parece que todos observamos la naturaleza y vivimos demasiado alejada de ella. Los griegos lo comprenden: el mar es para los nadadores".


Nosotros, desde el podcast, hemos decidido nadar.


Estamos en un estado de tránsito, de agitación constante, de afecto compartido a través del lenguaje, la filosofía, la literatura. Y, el resultado final es, citando a Sergio Trabucco en el Congreso, "dar espacio al alma para llegar tras el largo viaje que hace el cuerpo".


Aquí les comparto los dos programas de esta temporada, con sus descripciones, para que escuchen, conozcan y compartan. Incluso, para que revisen capítulos de otras temporadas.


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Estilo libre

Festival Internacional de Literatura en Español (FILE)


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Pensar el Mediterráneo es una tarea compleja. Mediterráneo es mar y es también símbolo, una palabra conciliadora que etimológicamente significa "mar en el medio de las tierras". Un espacio de tránsito. Un espacio de encuentro y, como tal, de conflicto. Un lugar compartido y a la vez inaprensible para todas las personas que lo observan, lo viven o lo cruzan. Y para Ojos De Perra Azul hoy el mar también significa retorno. Damos inicio a la cuarta temporada de este viaje con una colaboración especial entre el Festival Internacional de Literatura en Español (FILE) y Radio Mandarache.


Grabamos este episodio en directo, con el grupo de jóvenes elaborando su propia reflexión personal acerca del mar junto con el escritor Miguel Ángel Hernández, autor cercano y sesudo, quien amablemente se dejó llevar por nuestra marea. Además, en esta especie de ágora flotante, también tuvimos la oportunidad de invitar a más autores participantes del FILE 2023 para responder las preguntas más debatidas: ¿cómo lees el mar?, ¿el mar es posibilidad o frontera?, ¿existe la identidad mediterránea?


Gracias a Ana Griott, Lara Moreno, Sherezade Bardaji, Rah-mon Roma, Santiago Posteguillo y Sherezade Bardaji, quienes amablemente también participaron.


Gracias a las soñadoras: Alejandro, Álvaro, Amelia, Candela, Elsa, Eva, Halima, Irene, Isa, Iván, Jean Pier, Lucía, Luna, Malcom, Marina, Mario, Mercedes, Renato, Sara, Sofía y Sukaina.



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Nado sincronizado

I Congreso Orillas Mandarache "Cartagenas lectoras"


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Este episodio no es un condoro... ¿Sabes lo que significa? Quizás si vienes de Chile, lo identifiques rápido. Condoro significa cometer un error. Sin embargo, fue una persona de Colombia la que nos explicó que esa palabra: condoro, viene de Condorito, una historieta gráfica muy famosa en América Latina que es prácticamente desconocida en España. En las historietas, cada vez que sus personajes se dan cuenta del error o descubren algo inesperado hacen ¡Plop! en la última viñeta. Podríamos decir que este programa es un "plop". Y que es también bacano, guay, chévere, chachi, chulo y tiene flow. Es un programa especial. Uno que recoge uno de los hitos del Proyecto Mandarache en 2023. Se trata del encuentro que los podcast Ojos De Perra Azul y La Biblioteca De Noche hicieron para el Primer Congreso Internacional Orillas Mandarache: 'Cartagenas Lectoras'.


El pasado mes de mayo del 2023, un grupo diverso de jóvenes, profesorado y mediadores de las tres orillas (Chile, Colombia y España) se reunieron en esta orilla española para reflexionar sobre el futuro del proyecto a nivel internacional. Sin embargo, este podcast no va de temas institucionales, ni es el resumen de un congreso. En esta ocasión, las jóvenes protagonistas del podcast han cedido sus espacios para que otras voces, de distintas edades y habitantes de las tres Cartagenas, compartan la riqueza de sus distintos lenguajes. Para eso, Ojos De Perra Azul se unió al podcast chileno La Biblioteca De Noche, logrando que Sebastián Santander y Freddy Gonçalves mediaran juntos las conversaciones que se generaron en directo.


Gracias a las soñadoras de las tres orillas que se animaron a descubrirnos palabras nuevas, a formar parte activa de las ideas de cambio, así como al afecto constante al proyecto y a sus personas. Gracias a Iván G. Bertachini por el apoyo en los controles, a Pablo Madrid por el vídeo, a Sofía por los reels y a Sebastián Santander por ser un aliado constante.



Alejandro, otra de las voces del podcast, habló de un síndrome de abstinencia. De cómo el mar representa una salida de emergencia para los que lo rodean, y la sensación de angustia que genera no tenerlo cerca cuando estás en otros lugares. Quizás el mar es una salida, también un misterio pero sobretodo es posibilidad, y mientras sigamos nadando juntas, seguiremos generando espacios de encuentro para el diálogo, la reflexión y el futuro.



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Estilo mariposa

4x03: Poesía

Próximamente



Para escuchar otros episodios del Podcast:


Para escuchar otras colaboraciones con La Biblioteca de noche:


 
 
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Cultura, libros, infancia y adolescencia

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ilustración de las jornadas @Miguel Pang

ilustración a la izquierda @Juan Camilo Mayorga

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