top of page

ADRY DIXIT

Leer es como cuando entrenas. En ambos casos necesitas de disciplina, oír al cuerpo, saber lo que pide sin sobre esforzarlo. Yo soy flaco, pero tengo fuerza, y eso que me falta masa muscular. Imaginar, analizar, concentrarse, también son rutinas para leer. ¿Funcionarían los clubes de lectura en las canchas? Sí pero no sé cómo.



¿Cómo estuvo la cuarentena?

Muy bien. Soy alguien que no sale mucho, así que no me ha afectado. Le vi cosas positivas y cosas negativas. En lo negativo: me ha quitado la interacción social. No solía tener mucha, pero esa que tenía, la necesitaba. Y una cosa positiva, es que me subieron las notas. Tanto que me ha tocado ayudar mucho a mis panas. También me dio más tiempo para leer, para entrenar, para no hacer nada, hasta para comer. Es que comí mucho. ¡Ah!, otra cosa muy negativa, negativísima, es que como se me rompió la barra que estaba en la casa y los parques estaban cerrados, no pude entrenar bien. A pesar de eso gané nivel en la cuarentena.

¿Extrañaste al instituto?, ¿la biblioteca?

No y no, aunque me hicieron falta las reuniones del club y las relaciones sociales en general.

¿Por qué te cuesta tanto la interacción social?

No sé. No lo he pensado. Y no es que me cueste, es que no la busco. Tengo muchos panas, pero no muy buenos panas. Conozco mucha gente con la que me llevo bien, pero mi confianza la tienen pocos.

¿Leíste?, ¿jugaste?, ¿viste series o películas?

Tengo una lista enorme de unos cuantos animes que vi.

¿Por qué haces listas?

No lo sé, para cuando vea una que ¡woao! Me encantó. Por ejemplo, tienes que ver Redline. Cada fotograma de esa película podría ser tu fondo de pantalla.

Me lo apunto.

¡Espera!. También vi una serie tan buena que marcó un antes y un después para mí, es un manga. Pero no se escribe como suena, esta ni es japonesa. La manera correcta es manhwa, y se escribe así porque es coreana. Apúntala. Va a ser lo mejor que vas a ver en tu vida. Se llama Solo Leveling. También tiene novela que acabó.

¿Cómo que acabó?, ¿se publican por capítulos?

No, es que primero publican las novelas, y ya luego un productor o un dibujante puede encargarse de hacer un manhwa si quiere… y a mí me parece una buena idea.

¿Y tú lees la novela y luego el manhwa?

No, no. Yo directo a la ilustración.

¿Y en qué momento estudiabas?

De estudiar, no estudié mucho pero sí hice muchísimos deberes. Obtuve buenas notas, aunque yo tengo la mala costumbre de hacerlos el último día. Es un don.

O un problema para la vida.

También. Pero es que nos mandaban cosas como “haz un avatar” usando el programa que quieras. Eso lo hacía muy bien, y me subía la nota. También hicimos un diario de viaje porque estábamos viajando por el tiempo. Y como no se me da tan mal escribir, pues me salió bien.

¿Jugaste algo?

Descargué unos juegos, pero luego los desinstalé. Uno era el clásico juego de Pókemon pero hackeado con una historia totalmente diferente. Era como más siniestra e intensa, con más drama. Era algo más madura. A veces hasta ponían escenas de más dieciocho.

¿Qué es maduro para ti?

Es algo muy ambiguo. En esto caso, cuando digo maduro, es que no tiene tantas cosas infantilizadas. Es decir, podrías ver un asesinato en una película de acción. En la vida es algo totalmente diferente.



EN TIEMPO PRESENTE

¿Cómo te sentiste con esta propuesta?

Me entretuvo.

Hizo mi tiempo más ameno. Es cierto que, a veces, soy un vago e imploro mejores condiciones. Eso es porque soy un trabajador y, como tal, valoro mis opciones.


¿Cómo te sentiste explorando estas otras opciones del arte?

Con la fotografía no me sentí cómodo, se me da como el culo. No soy un gran fan ni de las selfies ni de las fotos artísticas. Ahora en cuanto a escribir, es verdad que no suelo hacerlo con frecuencia, pero me interesa crear mundos nuevos. Lo que pasa es que no me siento con la suficiente originalidad. Es que basta con ver mangas a diario, para que te des cuenta que tienen tanta originalidad. No sé de dónde sacan tantas ideas.

¿No crees que puedas ser original?

No, aunque puedo intentarlo.

¿Y observador?

En lo típico, soy capaz de ver que alguien ha cambiado algo en su look… tú, por ejemplo, cambiaste el cabello. Me interesan muchos los detalles, la simetría es muy importante, aunque yo tenga cara de Picasso, qué sad.

Tengo una pájara, la hembra más bella que hay, y me fijo si está bien o si está mal en los pequeños detalles que marcan su vida. O sea, cuando no le limpio el nido, ella puede pisar su propio excremento y no se puede agarrar luego a la jaula. Toca limpiarle las patas.

O cuando entreno, y en eso me fijo mucho. Es decir, no quiero lesionarme, porque hacerlo es dar un paso atrás. Por eso trato de fijarme cómo están mis tendones, mis músculos y mi alimentación.

¿Por qué dejaste de dibujar?

No lo dejé. Solo que mi madre me comentó que estaba dibujando demasiado, que lo dejara, así que ahora no dibujo con tanta frecuencia, pero lo sigo haciendo.

O sea que sigues siendo un creador.

Es que, a ver… con respecto a lo que yo dibujaba, a mí me gusta mucho el estilo de otros artistas, aunque intentaba hacer cosas basadas en ideas propias o me inspiraba en esa nada de mi propia mente. Pasa cuando escribo o cuando voy a entrenar: trato de hacer mis propias investigaciones, de entender a mi cuerpo para darle un entrenamiento que se relacione con mis ideas. Adaptarlo a mis necesidades. Así dibujo, o leo o creo.

¿Con cuál de las actividades fuiste un creador?

En la del guion, donde escribí la vida de los personajes.

¿Te sentiste cómodo con los comentarios de los observadores acerca de tu trabajo?

Honestamente, me daban algo de motivación, pero no fueron voces relevantes para mí.



LA JUVENTUD

¿Los jóvenes leen más libros actualmente?

Uff, noooooo. A ver, en mi clase somos dieciocho, solo dos hemos leído un libro porque sí, porque quisiéramos. Creo que falta gente que los motive.


¿Qué tipo de motivación?

No sé qué decir, pero sé que los profesores, las fuentes con las que se relacionan los jóvenes o sus influencers, tampoco promueven la lectura. Y ya la gente cree que los libros son aburridos. Sin más. Que hay un prejuicio: sí. O simplemente existe un desinterés real del libro.

¿Y hay un prejuicio con los adolescentes?

Mucho y desde siempre. Es que, si te fijas, el cerebro se va quedando con las emociones buenas. Entonces, los adultos suelen relacionar esas emociones con las cosas del pasado, pensando que ese pasado era mejor, que su generación era insuperable. De esa forma piensan que lo nuevo, es decir, lo que trae la adolescencia actual, es malo. Porque confronta a esa idea que tienen de lo que ellos fueron. Por ejemplo, ahora dicen que el trap es mierda, pero antes les gustaba el blues que decían sus adultos que era satánico. Es por eso que cada nueva generación criticará a la adolescencia y sus gustos. Es obvio que yo voy a crecer y criticaré a la adolescencia de ese momento como me burlaré de la mía. Es normal.

¿Te sientes cómodo con esta generación que te tocó vivir?

Sí, porque creo que culturalmente hemos avanzado muchísimo.

¿Y qué es la cultura para ti?

Te recomiendo un vídeo que se llama Ok boomer.

¿Me tengo que sentir aludido?

No, pero es que creo que allí hablan mucho de esto. Para mí la cultura es una mezcla de muchos aspectos que tenemos en la sociedad, algo grande que nos representa o en una región que es más pequeño. Por ejemplo, la música, las vestimentas, el corte de pelo; no creo que la lengua.

¿Eso no sería más bien antropológico?

Eso es más de cómo se clasifican los humanos, ¿no? Pues puede ser lo mismo. En la cultura hay un conjunto de valores que hacen a los individuos. Que pueden ser las mismas para una sociedad, pero que luego tiene otros valores que marcan la diferencia en un grupo. Por ejemplo, la fabada.

No a todo el mundo le gusta la fabada.

¿A quién no le gusta?

Conozco gente que no.

Pues deja de conocerlas.

¿Qué lugar ocupa la cultura en tu vida?

¿La cultura social o…

Fíjate que ya estás delimitando.

…la cultura de gente inteligente?

¿Cómo que la cultura de gente inteligente?

Pues eso, la de los libros y cosas así.

¿Y eso es de gente inteligente?

No.

¿Y por qué le dices así?

Por clasificarlo de algún modo.

Vale, ¿la cultura de la gente inteligente ocupa algún espacio en tu vida?

¿Qué si me ocupo más por aprender cosas? ¡Lógico! A mí me gusta aprender, quiero ser un erudito de la vida.

¿Y qué haces para lograrlo?

Veo vídeos, leo libros. No solo de ficción sino algunos empresariales. No los de superación personal, esos no me gustan. Me refiero a los que contengan información vital. Por ejemplo, aprender sobre el deporte.

¿Por qué te gustan los libros empresariales?

Porque quiero ser un emprendedor.

¿Sabes qué tipo de emprendimiento?

Sí, pero prefiero no contarlo porque es importante. Voy a ser un hombre de dinero. O mejor, de muchos dineros.

Entonces según esta lógica, lo que te interesa son los libros de conocimiento.

Esto es difícil. No necesariamente. A mí ni la política ni la historia son temas que me interesen. Aunque dentro de lo político sí haya puntos que me importan.

¿Qué te interesa de la política?

Como gobiernan a nuestro país, entender lo positivo o lo negativo. Es que los gobiernos, en general, podrían tener constituirse de forma más organizada con muchas menos personas. Pero no quiero hablar de eso…

¿Eres libre?

¿Cómo persona o cómo individuo?

¿Cuál es la diferencia?

En este caso, ninguna. Nadie es libre. Dentro de mis posibilidades soy libre para desobedecer lo que dicta la ley, pero entendiendo cuáles son las consecuencias. Aunque, quizás, alguien nos puede estar controlando.

¿Cómo es tu relación con las redes sociales?

Ver mensajes y ya. No suelo publicar fotos ni nada. Me parece bien que lo hagan, pero no es lo que me gusta.

¿Qué cosas te emocionan?

Me haces preguntas para gente inteligente.

Volvemos a caer en el mismo tema, ¿por qué tú no eres una persona inteligente?

Mientras no se me compare con Stephen Hawking, me considero de inteligencia media baja. Pero volvamos a lo que me emociona. Leer un buen libro o engancharme con una buena historia. Es extraño, pero algunas cosas de romance me enganchan. Soy muy empático, quiero que lo sepas, muy pero muy empático. Y leer esas cosas me hace sentir reacciones parecidas.

¿Ser empático no es una forma de inteligencia?

No sé. Al menos me preocupo mucho por la gente, que no se sienta mal, aunque también me gusta hacer bromas. Pero desde el humor que incluye al otro. Es decir, si el chiste pierde la gracia o hace daño, ya no es broma.

¿Qué te hace daño a ti?

Que se burlen de una situación que no elegí, de algo que no pueda cambiar o que sí pueda pero que no quiera cambiarla.

¿Y aquello que te cause angustia?

Esto es complejo. Perder una extremidad o un sentido, que me restaría muchísimas posibilidades. No me gustaría quedarme sin oler o sin ver… O los genocidios me angustian mucho, que yo sé que en la ciudad que vivimos es muy difícil que pase, pero siempre cabe la posibilidad porque nunca sabes quién va a entrar al gobierno o qué sectas van rondando por allí.

¿Tu mayor defecto?

No sé, soy perfecto. Aunque me falta algo de confianza.

¿Tu mayor virtud?

La empatía, como ya te dije. Además, tengo una gran capacidad de solucionar problemas.


EL MAÑANA

¿Cómo ves el futuro?

El futuro no existe. Ni el pasado ni el presente. Porque el tiempo es relativo. El futuro es ahora mismo, ahora mismo, ahora mismo, porque siempre es el futuro como siempre es el presente, es algo raro, ¿no sé si me entiendes?


Sí, claro.

Pues me alegra, Freddy.

Y si le doy la vuelta a esa teoría y te digo: ¿cómo ves a Adry en diez años?, esa sería la típica pregunta cursi de entrevista de trabajo.

Pues me vería ganando dinero, pero perdiendo muchas otras cosas.

¿Cómo qué?

Es que quiero ganar mucho dinero para poder ganar, a la vez, mucho tiempo y experiencia. Y para lograrlo, debo perder tiempo al principio. No sé si me entiendes.

¿Ser una máquina en el mercado?

No, ser un emprendedor con imaginación.

Explícame eso.

Ahora sólo se habla de aquello de que la tecnología es maligna y te va a dar cáncer del pechito, pues antes decían lo mismo de los libros, que eran malos, muy malos, y que como estabas en un mundo imaginario te hacían daño mentalmente. Y ahora pasa, que de tanto ver vídeos o ver la tele, no tienes imaginación.

¿Eso quiere decir que en este presente no existe la imaginación?

Cada vez menos.

¿Y el impacto de Harry Potter?

Es una magia de varitas es tan usada y estereotipada que ya aburre.

Sigue teniendo miles de lectores y fanáticos.

Ya, pero no porque exista la imaginación. Harry es un personaje con su varita que inventó la J. K. Rowling, a la que ahora muchos odian. Creo que esto de imaginar ideas, mundos o cosas, ahora es un tema exclusivo, para aquellos que quieran provocarla.

Vale, si tuvieras que hacer una actividad cultural en tu barrio, ¿qué harías?

Solicitaría ayuda al Ayuntamiento por el presupuesto. Usaría las redes sociales de gente que más sigo, para hacer que us seguidores vean sus publicaciones y sepan el lugar de lectura. Buscaría un lugar que sea atractivo para el público e incluso una lectura de moda, para iniciar un proceso de adaptación. Pondría música de ambiente, me gustaría trap con instrumentos asiáticos.

Pondría beats de rap. Lo difícil sería atraer a los que no leen. Ellos son la mayoría de la población. Y la idea no es solo leer libros, sino incluir cómics, series, cine o videojuegos que no creo que sean lecturas, pero tienen una trama. Aunque me parece que la única solución real sería que el Ayuntamiento nos diera una play de esas pico pato (playstation 5), y así quizás tenga público.


CÁPSULAS


LIBRO:

Lomo.

MIEDO:

Muerte.

ALEGRÍA:

Sonrisas.

INSTAGRAM:

Memes.

ENTRENAR:

Disciplina.

ENCIERRO:

Oportunidad.

MUERTE:

Fin.

BIBLIOTECA:

Conocimiento.

CLUB DE LECTURA: Lo mejor.

FUTURO:

Ambiguo.

JUVENTUD:

Cambiante.

INSTITUTO: Medianamente inútil.

ESPAÑA:

¿Arriba?

BRASIL:

Mal.

AMOR: No sé.

HOGAR: Normal.

EMPATÍA:

Interesante.

SOCIEDAD:

Individualista.

AMIGOS:

Necesarios.

VIDA: Todo.

POLÍTICA: Corrupta.

FAMILIA:

¿Útil? No es esa la palabra. Sigo.

AMOR:

Es complicado.

Tengo la duda si es algo puramente animal o es alguna emoción realmente inexplicable. Por ejemplo, podemos decir que el amor son las ganas de reproducirte, o son el deseo de tener una compañía. Pero el amor también es la protección de una madre a un hijo. Si me das la oportunidad de decirlo, en una palabra, amor es madre.


Terminamos.

Espero que haya dicho cosas interesantes. Es que hoy todos queremos ser originales, pero en el fondo siempre estamos copiando a alguien más.

@Freddy

@Adry

Gijón, 2020

Entrevista a Adry

Separata del fanzine

En tiempo presente.



LA LECTORA Y LOS LIBROS


El escritor inglés Philip Pullman publica en 2017 su libro Deamon Voices, donde recopila diversos ensayos literarios y entrevistas. Uno de los temas recurrentes de este libro es su labor como cuenta cuentos. Pullman siempre niega su identidad de autor e insiste en que es solamente un contador de historias. Para ello, suele profundizar en su proceso creativo, distinguiendo al escritor metódico con una secuencia narrativa y una lista de elementos verificados a aquel que, como él, ve al hacedor de historias como un oficio diferente: se dedica a leer cosas que le interesan, acumula información aproximada que en algún momento será reutilizada en algún cuento y que aporte más información a ese universo que construye. En su caso, además, una narrativa en la que involucra teología, física cuántica y metafísica. No en vano su trilogía más exitosa profundiza en esos temas.


Conformada por los libros Luces del Norte (llamada en siguientes ediciones La brújula dorada), La daga y El catalejo lacado, su saga es considerada una de las grandes obras fantásticas del siglo XX. Con el primer libro publicado en 1995 no solo fue merecedor de importantes reconocimientos de literatura infantil y juvenil, sino que en una encuesta llevada a cabo por la BBC en el 2007, es considerada una de las tres obras literarias favoritas de los ingleses.


La Materia Oscura, nombre que recibe la saga, es muy curiosa como ejercicio lector. Es decir, basta que un joven lea los libros y no sólo entenderá sino que dará por sentado todos los conceptos que se exponen en esa historia. Sin embargo, el adulto, se queda perplejo tratando de entender y racionalizar ciertos conceptos que se manejan en el universo de Lyra, su protagonista. Estas ideas están estrechamente ligadas al multiverso o la religión.

De hecho, desde mi experiencia personal, es una de las sensaciones que aún recuerdo al leer los libros por primera vez: entre fascinación y confusión porque sentía que me faltaban ciertas ideas para entenderlo, pero esa duda jamás me invitó a cuestionarlo o abandonarlo. Todo lo contrario, el conflicto moral me parecía nuevo, más viniendo de una familia atea, pero a la vez me fascinaba porque no era una historia al servicio de un panfleto religioso.



Pienso particularmente en uno de los parlamentos que marcó mi adolescencia. Pertenece al personaje de Lord Asriel, un revolucionario investigador y familiar de la protagonista. Él habita en un mundo donde cada persona tiene un daimonion, es decir, el alma humana que habita fuera de los cuerpos con forma animal. Al final del primer libro, Luces del Norte, consigue abrir un puente entre dos mundos distintos. Es una brecha entre el mundo humano en donde habita Will, otro de sus personajes principales; y el de Lyra, el de las personas con daimonion pero controladas por una teocracia desde el Magisterium, en donde la magia forma parte de la estructura social. Lord Asriel, entre sus motivaciones, enunció:


“En algún punto está el origen de todo el Polvo, toda la muerte, el pecado, la desgracia, la destrucción del mundo. El ser humano no es capaz de ver nada sin sentir la necesidad de destruirlo, Lyra. Esto es el pecado original. Y yo voy a destruirlo. Voy a matar la muerte.”

Y quizás para aquel entonces, me pareció una frase anodina, típica de un personaje orgulloso y ambicioso. Pero durante mis estudio universitarios en Literatura, volvía a resonar ese fragmento a medida que leía clásicos como El paraíso perdido o Matrimonio del Cielo y del Infierno. Las líneas de Lord Asriel se llenaban de ecos miltonianos y blakeianos. Sus obras proponían en esta dicotomía religiosa, cielo e infierno, dos visiones del mundo, dos estados de ánimos que se oponen o cuestionan la represión moral de la Iglesia. Después los ensayos de Deamon Voices me confirmaban estas referencias. La saga siguió haciéndose más compleja e inagotable para mí, ya no era solo una historia fantástica sino la elaboración de una duda ética, filosófica y moral de personas en diferentes mundos. Muy de la mano de las tragedias griegas.


LA LECTORA Y LA SERIE


Armada con este contexto me senté, dudosa, frente a la serie producida por la BBC que salió en noviembre del 2019. Esta era, es y será, espero, una de mis sagas favoritas. No solo me ha fascinado sino que ha viajado conmigo desde que leí por primera vez la descripción extraña que hacía de una cabeza decapitada con un hueco de trepanación. Era, para mí, un absoluto descubrimiento constante y la serie debía mantener ese espíritu. Porque el mismo autor ya lo había logrado cuando mantuvo el mundo de la Materia Oscura con la publicación de Belle Sauvage en 2017, una historia que precede a Luces del Norte, y en donde se nos revela que la figura de Lyra era importante, incluso antes de su nacimiento. Y nombro a este libro, porque la serie de la BBC lo toma en cuenta para introducir mas detalles a la narración. Es decir, se nota que el guión está hecho por un verdadero lector de la saga.


Otto Bathurst, director de la serie también se apoyó en los libros para diseñar y respetar las tramas, consultando a Pullman en ciertos puntos relevantes. Es, por lo tanto, una serie muy respetuosa con su historia, con una estética y construcción de personajes a la medida del tono inglés: acentos, voces rugosas, llenas de slang y acentos de Oxford, un mundo cyberpunk pero más de color cobre que de color dorado, animales que se ven menos como animaciones de Hollywood con pelaje reluciente. Aunque pudieron haber aprovechado mucho más esa versión de Oxford que representaron al principio, estoy más que satisfecha. Tiene mucho verismo, si se puede decir eso de una serie de fantasía; aunque como Pullman diría en una entrevista en TimeMagazine de 2017 que él es un autor realista y no le gusta leer fantasía. Time


Ahora bien, también es cierto que la única adaptación con la que podía comparar esta serie, era aquella desafortunada película del 2007 protagonizada por Daniel Craig y Nicole Kidman.

Entiendo que uno de los inconvenientes de la serie, precisamente sea que se dirige a los lectores, a aquellos conocedores del universo de Pullman a partir de sus libros. Eso no hace que la serie no sea apta para todo público, al contrario, sabe cómo ir desplegando todas sus potencialidades. Solo que a veces parece ser demasiado lenta o, de repente, se apresura en algunos giros de la historia. Toca entender que hay conceptos como los daimoniones o el Polvo que necesitan más tiempo en el formato audiovisual para ser comprendidos porque en el libro el pacto narrativo ocurre de manera mucho más inmediata.


La ventaja del formato serie es que hay tiempo de instalar los elementos que llevarán al segundo tomo, sobretodo con la incorporación del personaje de Will, que sólo aparece a partir del segundo libro, La Daga. O el protagonismo que se le da a Lord Boreal, gran villano en la serie, que es realmente un personaje más secundario en los libros. Esto permite relativizar a los personajes y profundizar en los espacios grises de su moral. Lo mismo ocurre con la interpretación de Lyra, encarnada por Dafne Keen, quien se debate en su rol de niña rebelde pero a la vez madura, cargando con el destino de su mundo sin darse cuenta.


Una de las pocas imperfecciones que encuentro es en la actuación de Ruth Wilson, reconocida actriz por su papel en The Affair por el que se ganó el premio Globo de oro a mejor actriz. Ella hace el papel de Marisa Coulter y, aunque logra darle una identidad, no profundiza sino que la demuestra como una mujer fuera de sus cabales en todo momento. No aprovecha la fuerza que se resalta en los libros, en donde no solo es una representante del Magisterio sino que tiene esa relación tan compleja de protección y confrontación con Lyra. Eso me lleva a un punto a favor de la película, el de tener a Sam Elliot interpretando a aquel Lee Scoresby tejano. En la serie, el actor Lin Manuel Miranda tiene una actuación más plana.


Eso sí, en general los personajes son muchísimo mas diversos que la versión de 2007, tan blanca, caucasiana, rubia y clásica.


LA LECTORA


Uno de los temas esenciales de los libros y la serie es la explicación del Polvo, una materia indescifrable que parece ser atraída por los niños. Según el Magisterio que controla muchas de las decisiones del mundo de Lyra, son restos del pecado original. Esa materia oscura es la que todos exploran y de la cual el lector va develando grandes temas para reflexionar. En el libro Deamon Voices, Pullman explica más a profundidad su idea del polvo. Para él es...


"...el bien. Esto no significa que hay que aceptar el mal en vez del bien; significa entender que como la perdida de la inocencia es inevitable, deberíamos aceptar el mal y abrazar la próxima etapa de nuestro desarrollo en vez de cerrar los ojos. Saber sobre el bien y el mal no es lo mismo que aceptar el mal, pero puede parecerlo frente a una iglesia a la que le gusta pensar que tiene todas las respuestas.”

Es decir, es una sustancia que se encuentra en todos los seres. Es el secreto detrás de los daimoniones de los hombres. Por eso el daimonion es esencialmente polvo, y cuando la persona es adulta, el daimonion toma una forma estable, como si la moral y los principios se estabilizaran, se solidificaran. Es algo puro y transcendental, que escapa a la racionalización moral. Es una manera material de representar los valores o las motivaciones que nos atraviesan.


En Luces del Norte se oponen los que ven el Polvo como algo con lo que hay que acabar. Está el Magisterium y Madame Coulter con sus oblaciones; Lord Asriel con sus ganas de luchar contra los Ángeles y remontar hasta Dios. O están aquellos que lo ven como algo positivo, o neutro: Lyra se da cuenta de eso al utilizar el aletiómetro, aquel objeto casi sagrado que responde cualquier pregunta; o el personaje de Mary Malone, una científica que lo llama materia oscura y le permite constatar que es una materia que piensa, que responde y que es transcendental, por lo tanto que no le atañen estas cuestiones morales.


Es muy difícil trasladar este concepto desde lo literario, con sus matices, a lo audiovisual. Pero hasta ahora han encontrado un tono, un código, una forma de decir. Habrá que ver cómo tratan los dos otros libros en las próximas temporadas, que son muchísimo más filosóficos y metafísicos, sobretodo la parte de la guerra de los Ángeles. Toca esperar a ver si logran representar ese conflicto moral y celeste sin caer en una imagen kitsch e incomprensible. A pesar de las reservas, puede más mi ansia de niña y adulta lectora por reencontrarse de nuevo con esta historia.






LA LECTORA Y LOS LIBROS


El escritor inglés Philip Pullman publica en 2017 su libro Deamon Voices, donde recopila diversos ensayos literarios y entrevistas. Uno de los temas recurrentes de este libro es su labor como cuenta cuentos. Pullman siempre niega su identidad de autor e insiste en que es solamente un contador de historias. Para ello, suele profundizar en su proceso creativo, distinguiendo al escritor metódico con una secuencia narrativa y una lista de elementos verificados a aquel que, como él, ve al hacedor de historias como un oficio diferente: se dedica a leer cosas que le interesan, acumula información aproximada que en algún momento será reutilizada en algún cuento y que aporte más información a ese universo que construye. En su caso, además, una narrativa en la que involucra teología, física cuántica y metafísica. No en vano su trilogía más exitosa profundiza en esos temas.


Conformada por los libros Luces del Norte (llamada en siguientes ediciones La brújula dorada), La daga y El catalejo lacado, su saga es considerada una de las grandes obras fantásticas del siglo XX. Con el primer libro publicado en 1995 no solo fue merecedor de importantes reconocimientos de literatura infantil y juvenil, sino que en una encuesta llevada a cabo por la BBC en el 2007, es considerada una de las tres obras literarias favoritas de los ingleses.


La Materia Oscura, nombre que recibe la saga, es muy curiosa como ejercicio lector. Es decir, basta que un joven lea los libros y no sólo entenderá sino que dará por sentado todos los conceptos que se exponen en esa historia. Sin embargo, el adulto, se queda perplejo tratando de entender y racionalizar ciertos conceptos que se manejan en el universo de Lyra, su protagonista. Estas ideas están estrechamente ligadas al multiverso o la religión.

De hecho, desde mi experiencia personal, es una de las sensaciones que aún recuerdo al leer los libros por primera vez: entre fascinación y confusión porque sentía que me faltaban ciertas ideas para entenderlo, pero esa duda jamás me invitó a cuestionarlo o abandonarlo. Todo lo contrario, el conflicto moral me parecía nuevo, más viniendo de una familia atea, pero a la vez me fascinaba porque no era una historia al servicio de un panfleto religioso.



Pienso particularmente en uno de los parlamentos que marcó mi adolescencia. Pertenece al personaje de Lord Asriel, un revolucionario investigador y familiar de la protagonista. Él habita en un mundo donde cada persona tiene un daimonion, es decir, el alma humana que habita fuera de los cuerpos con forma animal. Al final del primer libro, Luces del Norte, consigue abrir un puente entre dos mundos distintos. Es una brecha entre el mundo humano en donde habita Will, otro de sus personajes principales; y el de Lyra, el de las personas con daimonion pero controladas por una teocracia desde el Magisterium, en donde la magia forma parte de la estructura social. Lord Asriel, entre sus motivaciones, enunció:


“En algún punto está el origen de todo el Polvo, toda la muerte, el pecado, la desgracia, la destrucción del mundo. El ser humano no es capaz de ver nada sin sentir la necesidad de destruirlo, Lyra. Esto es el pecado original. Y yo voy a destruirlo. Voy a matar la muerte.”

Y quizás para aquel entonces, me pareció una frase anodina, típica de un personaje orgulloso y ambicioso. Pero durante mis estudio universitarios en Literatura, volvía a resonar ese fragmento a medida que leía clásicos como El paraíso perdido o Matrimonio del Cielo y del Infierno. Las líneas de Lord Asriel se llenaban de ecos miltonianos y blakeianos. Sus obras proponían en esta dicotomía religiosa, cielo e infierno, dos visiones del mundo, dos estados de ánimos que se oponen o cuestionan la represión moral de la Iglesia. Después los ensayos de Deamon Voices me confirmaban estas referencias. La saga siguió haciéndose más compleja e inagotable para mí, ya no era solo una historia fantástica sino la elaboración de una duda ética, filosófica y moral de personas en diferentes mundos. Muy de la mano de las tragedias griegas.


LA LECTORA Y LA SERIE


Armada con este contexto me senté, dudosa, frente a la serie producida por la BBC que salió en noviembre del 2019. Esta era, es y será, espero, una de mis sagas favoritas. No solo me ha fascinado sino que ha viajado conmigo desde que leí por primera vez la descripción extraña que hacía de una cabeza decapitada con un hueco de trepanación. Era, para mí, un absoluto descubrimiento constante y la serie debía mantener ese espíritu. Porque el mismo autor ya lo había logrado cuando mantuvo el mundo de la Materia Oscura con la publicación de Belle Sauvage en 2017, una historia que precede a Luces del Norte, y en donde se nos revela que la figura de Lyra era importante, incluso antes de su nacimiento. Y nombro a este libro, porque la serie de la BBC lo toma en cuenta para introducir mas detalles a la narración. Es decir, se nota que el guión está hecho por un verdadero lector de la saga.


Otto Bathurst, director de la serie también se apoyó en los libros para diseñar y respetar las tramas, consultando a Pullman en ciertos puntos relevantes. Es, por lo tanto, una serie muy respetuosa con su historia, con una estética y construcción de personajes a la medida del tono inglés: acentos, voces rugosas, llenas de slang y acentos de Oxford, un mundo cyberpunk pero más de color cobre que de color dorado, animales que se ven menos como animaciones de Hollywood con pelaje reluciente. Aunque pudieron haber aprovechado mucho más esa versión de Oxford que representaron al principio, estoy más que satisfecha. Tiene mucho verismo, si se puede decir eso de una serie de fantasía; aunque como Pullman diría en una entrevista en TimeMagazine de 2017 que él es un autor realista y no le gusta leer fantasía. Time


Ahora bien, también es cierto que la única adaptación con la que podía comparar esta serie, era aquella desafortunada película del 2007 protagonizada por Daniel Craig y Nicole Kidman.

Entiendo que uno de los inconvenientes de la serie, precisamente sea que se dirige a los lectores, a aquellos conocedores del universo de Pullman a partir de sus libros. Eso no hace que la serie no sea apta para todo público, al contrario, sabe cómo ir desplegando todas sus potencialidades. Solo que a veces parece ser demasiado lenta o, de repente, se apresura en algunos giros de la historia. Toca entender que hay conceptos como los daimoniones o el Polvo que necesitan más tiempo en el formato audiovisual para ser comprendidos porque en el libro el pacto narrativo ocurre de manera mucho más inmediata.


La ventaja del formato serie es que hay tiempo de instalar los elementos que llevarán al segundo tomo, sobretodo con la incorporación del personaje de Will, que sólo aparece a partir del segundo libro, La Daga. O el protagonismo que se le da a Lord Boreal, gran villano en la serie, que es realmente un personaje más secundario en los libros. Esto permite relativizar a los personajes y profundizar en los espacios grises de su moral. Lo mismo ocurre con la interpretación de Lyra, encarnada por Dafne Keen, quien se debate en su rol de niña rebelde pero a la vez madura, cargando con el destino de su mundo sin darse cuenta.


Una de las pocas imperfecciones que encuentro es en la actuación de Ruth Wilson, reconocida actriz por su papel en The Affair por el que se ganó el premio Globo de oro a mejor actriz. Ella hace el papel de Marisa Coulter y, aunque logra darle una identidad, no profundiza sino que la demuestra como una mujer fuera de sus cabales en todo momento. No aprovecha la fuerza que se resalta en los libros, en donde no solo es una representante del Magisterio sino que tiene esa relación tan compleja de protección y confrontación con Lyra. Eso me lleva a un punto a favor de la película, el de tener a Sam Elliot interpretando a aquel Lee Scoresby tejano. En la serie, el actor Lin Manuel Miranda tiene una actuación más plana.


Eso sí, en general los personajes son muchísimo mas diversos que la versión de 2007, tan blanca, caucasiana, rubia y clásica.


LA LECTORA


Uno de los temas esenciales de los libros y la serie es la explicación del Polvo, una materia indescifrable que parece ser atraída por los niños. Según el Magisterio que controla muchas de las decisiones del mundo de Lyra, son restos del pecado original. Esa materia oscura es la que todos exploran y de la cual el lector va develando grandes temas para reflexionar. En el libro Deamon Voices, Pullman explica más a profundidad su idea del polvo. Para él es...


"...el bien. Esto no significa que hay que aceptar el mal en vez del bien; significa entender que como la perdida de la inocencia es inevitable, deberíamos aceptar el mal y abrazar la próxima etapa de nuestro desarrollo en vez de cerrar los ojos. Saber sobre el bien y el mal no es lo mismo que aceptar el mal, pero puede parecerlo frente a una iglesia a la que le gusta pensar que tiene todas las respuestas.”

Es decir, es una sustancia que se encuentra en todos los seres. Es el secreto detrás de los daimoniones de los hombres. Por eso el daimonion es esencialmente polvo, y cuando la persona es adulta, el daimonion toma una forma estable, como si la moral y los principios se estabilizaran, se solidificaran. Es algo puro y transcendental, que escapa a la racionalización moral. Es una manera material de representar los valores o las motivaciones que nos atraviesan.


En Luces del Norte se oponen los que ven el Polvo como algo con lo que hay que acabar. Está el Magisterium y Madame Coulter con sus oblaciones; Lord Asriel con sus ganas de luchar contra los Ángeles y remontar hasta Dios. O están aquellos que lo ven como algo positivo, o neutro: Lyra se da cuenta de eso al utilizar el aletiómetro, aquel objeto casi sagrado que responde cualquier pregunta; o el personaje de Mary Malone, una científica que lo llama materia oscura y le permite constatar que es una materia que piensa, que responde y que es transcendental, por lo tanto que no le atañen estas cuestiones morales.


Es muy difícil trasladar este concepto desde lo literario, con sus matices, a lo audiovisual. Pero hasta ahora han encontrado un tono, un código, una forma de decir. Habrá que ver cómo tratan los dos otros libros en las próximas temporadas, que son muchísimo más filosóficos y metafísicos, sobretodo la parte de la guerra de los Ángeles. Toca esperar a ver si logran representar ese conflicto moral y celeste sin caer en una imagen kitsch e incomprensible. A pesar de las reservas, puede más mi ansia de niña y adulta lectora por reencontrarse de nuevo con esta historia.





MIS LIBROS

Conversaciones

Conversaciones

postalpezlinternasinlogo_edited.png

Cultura, libros, infancia y adolescencia

Diseñado en Wix

  • Blanco Icono de Instagram
  • Blanco Icono de YouTube
  • Blanco Icono de Spotify
  • Blanca Facebook Icono
  • Twitter Icono blanco
  • Tik Tok
bottom of page